Aunque muchos jóvenes pasan por la etapa de la adolescencia de manera tranquila, siempre hay algunos que, dado su comportamiento, son denominados "rebeldes sin causa".
Dentro de este grupo se pueden distinguir diferentes tipos de adolescentes problemáticos. Están los atrevidos, que se caracterizan por intentar ser totalmente independientes, evidenciando en ocasiones conductas rebeldes de muy difícil control.
Le siguen los aventureros, que están deseosos de probar cosas nuevas e incluso de ir más allá de la norma, lo que los deja más de alguna vez, se meten en serios problemas.
Luego los liberales, que intentan permanentemente mostrar autonomía en la toma de decisiones, creyendo además, que "se las saben todas".
Y finalmente los críticos, que son aquellos adolescentes que expresan su resistencia a todo lo que puedan oponerse, incluso ante el sentido común o la razón de los adultos.
En resumidas cuentas, son aquellos adolescentes que se caracterizan por contestar de mala manera, no les hacen caso a sus padres, buscan aventuras y terminan en problemas, y confían más en sus amigos que en sus progenitores.
Preocupación familiar
Vivir con un mancebo rebelde en casa no es para nada una taza de leche. Todos deben aguantar los problemas que eso conlleva, como constantes peleas y malos comportamientos.
"Un grupo minoritario de adolescentes sufre problemas importantes de rebeldía, habitualmente asociados a trastornos de comportamiento, baja autoestima, mala relación filio-parental, abandono escolar y conductas adictivas (no sólo drogas)", ejemplifica la profesora del Magíster de Familia, Infancia y Adolescencia de la U. del Pacífico, Susana Arancibia.
"Esto incluye conductas, estructuras, ideas y valores que se manifiesta de distintas formas, ya sea verbalmente (murmurando, gritando, reclamando, etc.), o bien mediante acciones violentas", agrega Arancibia.
Para los padres que están viviendo con un "adolescente rebelde" en casa, la psicóloga y asistente social, entrega cinco claves para enfrentar de mejor manera esta problemática familiar.
¿Qué hacer?
Rol de padres. Los progenitores deben evidenciar el amor que le tienen a sus hijos, pero al mismo tiempo, sin perder de vista el rol de padres que les corresponde.
Normas. En esta etapa hay una necesidad de reestablecer las reglas. Su acatamiento será mayor si el adolescente participa en la construcción de este nuevo escenario. Es fundamental que padres e hijos negocien y dejen claro las normas de comportamiento.
Saber escuchar. La única forma de ayudarlo es escuchándolo. Esto le da una oportunidad de poder replantear sus ideas hasta que logre ajustarlas acorde a la persona que busca llegar a ser.
Diferencias. Los padres deben entender que sus hijos son independientes de su existencia y que, por lo tanto, es normal que sus actuaciones difieran de las suyas. Esto debe ser considerado como una señal de crecimiento.
Protección. El rol de padres obliga a cuidar a los adolescentes, a pesar de que ellos no lo desean, pero, al mismo tiempo, entregando la convicción de que frente a las vicisitudes de la vida siempre estarán allí para apoyarlos.