“Debiera haberlo alejado de ese monstruo”: el eterno lamento por Franco, niño de 3 años asesinado por su madre

FOTO: REFERENCIAL/AGENCIAUNO

“Estamos frente a una persona que considera que sus relaciones son como objetos”, aseguró el padre del pequeño tras la condena a “La Quintrala de Recreo”.

En noviembre de 2017, El Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Viña del Mar condenó a Paola Romano Cademartori a presidio perpetuo (al menos 20 años tras las rejas) por el parricidio de su hijo de tres años.

Se trata de un macabro hecho ocurrido en agosto de 2014 y que le valió a la mujer ser apodada como “La Quintrala de Recreo”.

El día del crimen, Romano debía entregar al pequeña a su padre tras perder su custodia. Sin embargo, ella decidió envenenarlo.

De acuerdo al fallo de la justicia, se dio por acreditado que “en una hora no determinada del 30 de agosto de 2014, en el interior del domicilio ubicado en calle Manuel Rodríguez, sector Recreo, comuna de Viña del Mar, la acusada dio muerte a su hijo de casi tres años de edad, intoxicándolo mediante el suministro de quetiapina, en dosis elevadas que le ocasionaron la muerte”.

“En estos hechos, la acusada Romano Cademartori actuó por medio de veneno suministrándole a la víctima la sustancia referida en dosis elevadas para un menor de edad, preparando el entorno y las condiciones necesarias para aislar al niño y eludir la entrega a su padre, ordenada judicialmente por sentencia definitiva dictada por el Tribunal de Familia de Viña del Mar, de fecha 26 de agosto de 2014, que disponía que el cuidado personal definitivo del niño le correspondía a su padre”, se concluyó.

PDI indagó el caso que remeció a Viña del Mar. /Foto: CHV Noticias.

El testimonio del padre

En 2010, el académico Patricio Häberle inició una relación sentimental con Paola Romano. Lo que parecía un vínculo armonioso, que incluso dio paso a la convivencia, comenzaría a transformarse en un tormento.

“Ella era una persona cariñosa, era una buena relación (...) Durante todo el tiempo que vivimos juntos con Paola nunca tuvimos gritos entre nosotros y menos una agresión física (...) Todas las denuncias son posteriores a nuestra separación”, afirmó el padre de Franco, en entrevista con La Estrella de Valparaíso.

Si bien hubo distintos indicios para advertir las complejidades de la personalidad de quien fuera su pareja, Patricio destacó uno.

Una colega mía de la cual ella estaba absolutamente celosa, sin justificación alguna, ella quería que la echara, yo era director en esa época y podría haberlo hecho, pero me negué. Pues bien, el entorno de ella (la colega) comenzó a recibir correos difamatorios en que ella y su novio abusaban de su hija menor. Alguien manda esas notas a los colegios. Se los manda a los colegas del marido en la universidad (...) Le comento a Paola lo que está pasando, le cuento que están investigando y que van a intentar pesquisar los números de los IP de los computadores (...) En una semana desaparecen mis dos computadores y mi celular, que ella siempre se lo quedaba (...) Supuestamente fue un robo. Vivíamos en un piso 19 en ese entonces”, relató Häberle.

Sin dudarlo, el académico calificó como un “monstruo” a su ex.

”Estamos frente a una persona que considera que sus relaciones son como objetos. Yo tampoco era importante para ella, Franco tampoco era importante para ella, era una cosa y lo que sucede... ¿Que quién es culpable? Yo también soy culpable, debiera haberme dado cuenta antes. Yo era la única persona que podía salvar a Franco. Hasta el sistema legal intentó salvarlo otorgándome la custodia”, planteó Häberle.

Yendo más allá, el angustiado padre aseguró que “debiera haberlo raptado, eso habría sido lo correcto, debiera haberlo llevado lejos de ese monstruo en vez vez de haber seguido todo un proceso legal. Debí haberlo salvado y probablemente hoy día Franco estaría en otro lado, ojalá feliz”.

Imagen de Paola Romano, la llamada "Quintrala de Recreo".

Habló Paola Romano

En octubre de 2017, en el primer día del juicio oral en su contra, Paola Romano rompió el silencio y habló, entre lágrimas, sobre el crimen de su pequeño hijo.

De manera voluntaria, la mujer de entonces 49 años prestó declaración.

“El 28 de agosto, el día de mi cumpleaños, me enteré que no fue anulado el juicio, por lo tanto, Patricio tenía la custodia de Franco. ¿Cómo salvar a Franco de alguien que no supo protegerme ni a mí ni a él? Empecé a tomar benzodiazepina, lloraba y lloraba, y la verdad es que no tenía salida, no sabía cómo proteger a Franco, no sabía cómo salvarlo, estaba sola”, dijo, según consignó el citado medio regional.

“No recuerdo qué día, puede haber sido el 30, Patricio empieza a llamar y a enviar mensajes de WhatsApp. Me dijo que me quedara con Franco porque yo le había dicho que el niño estaba mal, que estaba enfermito de la guatita. Me dijo que se lo pasara el domingo. Después me volvía a llamar, me decía que no, que se lo entregara, yo apagué el celular y eso me puso más nerviosa, tomé más pastillas para ver si podía estar tranquila y atender a Franco. Quería salvarlo y no sabía cómo, veía todo oscuro, no veía futuro”, añadió.

Y luego vino la macabra confesión: “Tenía quetapina que me había dado un siquiatra. Empecé a tomar quetapina, le di a Franco, me lo puse acá (muestra el pecho) porque ahí iba a estar seguro. Quería que nos quedáramos dormidos juntos, no lo iba a dejar solo”.

“El sábado 30 encendí el gas de la estufa, le apago la llama y después cuando estaba dormida sentí un ruido y me dio miedo. Sentí pequeños ruidos que pensé que iba a explotar la estufa y si explotaba el gas iba a herir a Franco y no quería eso, no quería causarle dolor alguno, traté de moverme, pero no pude porque estaba tiesa, no tenía movilidad y ahí seguí durmiendo hasta que desperté en el hospital”, añadió la mujer que, finalmente, fue condenada.

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