Del “dignifica a Chile” al “profundo dolor y no nos representa”: nueva Constitución divide a las Carmelitas Descalzas

En las últimas horas, las religiosas enfrentaron posiciones de cara al Plebiscito de salida. Mientras el monasterio de San José de Maipo manifestó abiertamente su apoyo a la opción del “Apruebo”, algunas horas más tarde la organización respondió con una misiva firmada por otros 13 monasterios lamentando su postura. Aquí los detalles.

Apenas diez días nos separan del 4 de septiembre. Ese domingo culminará, al menos en primera instancia, un proceso que inició formalmente el 25 de octubre de 2020, cuando más de siete millones y medio de personas se acercaron hasta las urnas para determinar si la ciudadanía estaba de acuerdo con la idea de arrancar un proceso constituyente para, en definitiva, redactar una Nueva Constitución. Entonces, con un 78,28% —contra un 21,72%— se impuso la opción del “Apruebo”, y sobre el mecanismo, un 79% se inclinó por la Convención Constitucional.

Desde entonces, sin embargo, ha ocurrido prácticamente de todo, de modo que no es posible vaticinar ninguna clase de resultado. Lo único cierto, a estas alturas, es que la ventaja que hace casi dos años consiguió el “Apruebo” se estrechó muchísimo.

Así las cosas, comenzó la cuenta regresiva en medio de un ambiente caldeado, propio de cualquier elección que se percibe cerrada, con polémicas cruzadas e inclusive acusaciones, bromas de mal gusto, franjas devenidas en denuncias, peleas en redes sociales y también en otros espacios. Algunos, ciertamente inesperados, como lo que pasó en los últimos días con las Carmelitas Descalzas.

Nueva Constitución

Todo comenzó cuando las religiosas de la comunidad ubicada en San José de Maipo, en la Región Metropolitana, elaboraron una carta abierta en la que manifestaron su apoyo a la nueva Constitución que ofreció la Convención Constitucional:

“Reconoce a los pueblos indígenas como naciones, restituyéndoles, siquiera parcialmente, sus tierras, aguas, lengua y lo esencial, su dignidad, lo que es un gesto que dignifica a Chile”, se puede leer en un fragmento de la misiva.

“Es justo poder darle el espacio que les es propio a nuestros hermanos de pueblos originarios que nos han permitido construir en unión con ellos, este hermoso país, llamado Chile”, argumentan.

Y luego destacan particularmente el artículo 67: “En el punto 1: Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, conciencia, religión y cosmovisión y, en el siguiente 67.3, el ‘Estado reconoce la espiritualidad como elemento esencial del ser humano’; en ninguna otra Constitución se había hecho mención a esta dimensión trascendental del ser humano”.

Sobre la propuesta, finalmente, sostienen que “es perfectible y se puede solucionar con el diálogo, el respeto y la buena voluntad, pero lo fundamental es que se constituye como un estado social de derecho”.

“Se concibe a Chile como una república solidaria, donde los derechos humanos, individuales y colectivos, son el fundamento del Estado; se estructura una democracia participativa, inclusiva y paritaria, además de regional, dándose un gran paso para que cada región pueda autodeterminarse y desarrollar sus potenciales”.

“Si rechazamos la proposición de una nueva Constitución, estamos rechazando la posibilidad de dar un paso grande en el devenir de nuestro país”, arriesgaron sobre el cierre.

La respuesta de las Carmelitas

En cuestión de horas, eso sí, se desató una nueva polémica, toda vez que la Asociación de las Carmelitas Descalzas salió al paso para aclarar que esa declaración tan sólo representaba a las religiosas que pertenecían a la agrupación de la precordillera.

El pasado martes, en concreto 13 monasterios de Las Carmelitas Descalzas, que pertenecen a la Asociación Santa Teresa de Los Andes, respondieron a la carta que escribieron sus pares con un comunicado que define su postura de cara al Plebiscito de salida:

“La declaración emitida, nos produce profundo dolor y no representa la opinión de las carmelitas de Chile. Solo representa la voz de un monasterio, el único que no está asociado a los 13 monasterios de las Carmelitas Descalzas de Chile”, advierten de entrada.

Más tarde, precisan que “como mujeres y ciudadanas, cada monja carmelita, en el ejercicio de nuestra libertad y en conciencia, decidirá lo mejor para Chile, teniendo presente que como cristianas, es el Evangelio de Jesucristo y sus valores, aquellos que nos deben orientar en la toma de decisiones para nuestra Patria, entre ellos defendemos la vida desde su concepción hasta su muerte natural”, lamentando la “abanderización”.

La defensa de Cristianos por el Apruebo

La historia, como era de esperar, no se quedó allí. Las Cristianas y cristianos por el Apruebo intervinieron en esta suerte de tenso intercambio para respaldar a las religiosas de San José de Maipo por haber dado a conocer su postura de cara al Plebiscito.

“El proceso de discernimiento debe ser respetado, y más aún la socialización de dicho discernimiento como lo hizo el monasterio de Carmelitas Descalzas de San José de Maipo”, dicen en el inicio de su comunicado.

Y luego se enfrentan a la agrupación de 13 monasterios: “Emplazarlas a manifestarse por cualquier tema, y más aún cuestionar la decisión de aportar a la discusión, nos parece a todas luces un abuso más de poder y replica lógicas de infantilización respecto de la vida religiosa y el pueblo de Dios”.

“Y más grave aún cuando el emplazamiento es de un obispo a un grupo de religiosas mujeres, lo que nos recuerda el duro camino de avanzar hacia la paridad en los mundos patriarcales eclesiales”, añaden de inmediato.

Luego recuerdan que “las iglesias y quienes formamos parte de ellas, defendemos la vida. Sin embargo quisiéramos ampliar la mirada, pues nuestra defensa acérrima e incondicional por la vida es por quien está por nacer, y también por quienes están destinados a una vida de miseria, por quien es perseguido o asesinado por pensar distinto, las vidas de niños, niñas y adolescentes abusados, jóvenes abandonados a su propia suerte, hombres y mujeres cuyos sueños fueron arrebatados por un sistema perverso que no les muestra futuro, la vida de los privados de libertad”.

Y cierran: “El próximo plebiscito es una invitación a ponernos de acuerdo en algo que definirá nuestro futuro como nación. Creemos que es estéril juzgar o apedrear a quien piense distinto, pues el 5 de septiembre debemos seguir compartiendo la mesa y trabajar en conjunto por construir un país de hermanas y hermanos”.

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