Tras una ruptura es frecuente que los conflictos entre los padres de un niño(a) se extiendan también a otros miembros de la familia, generando una especie de "bandos " a veces irreconciliables y que, al igual que una bola de nieve, sólo aumenta con el tiempo, lo que genera una mayor distancia entre los seres queridos.
Pero no es el único caso cuando hay una separación. En otras ocasiones, los niños son capaces de encontrar en la familia extendida y, en particular en sus abuelos, otros elementos que les permitirán entender de dónde vienen y construir así su propia identidad.
Pero en algunas ocasiones ni los propios abuelos pueden tener una conversación tan fluida con sus nietos como ellos quisieran.
Cuando esto ocurre, se puede hacer algo. Los abuelos que no pueden mantener un vínculo fluido con sus nietos tienen derecho a demandar un régimen de relación directa y regular (las antiguas "visitas"), previa citación a mediación entre las partes.
De no existir un acuerdo, será un juez el que evaluará la pertinencia y la frecuencia con que un abuelo podrá vincularse con sus nietos(as).