La Copa América Centenario había mantenido oculto uno de los Superclásicos más brígidos que se hayan jugado en los últimos tiempos.
Una mocha de alta convocatoria que no se disputa en ninguna cancha, sino en las oficinas de Blanco y Negro y Azul Azul y el trofeo en disputa son los “refuerzos”.
El caso más emblemático de los últimos tiempos había sido Patricio Rubio, pero en esta pretemporada los combos van y vienen.
Los azules pegaron primero con Luis María Bonini, que los blancos lo querían para la gerencia técnica, y después se quedaron con el “Quili” Vilches y Felipe Mora. Pero el Cacique no iba tan mal, les sacó a Ramón Fernández y se fichó a Valber Huerta. Aunque el fin de semana dio su mejor golpe: Michael Ríos.
El choro que pasó por la Cato y pertenecía a Deportes Iquique tenía todo listo para venirse al CDA. Es más, hasta el jueves pasado, dirigentes de ambos clubes estaban convencidos de que el negocio iba.
No obstante, un llamado del patrón de ByN, Aníbal Mosa, a su par “DRagón”, Cesare Rossi, cambió el rumbo del hombre que cantó en los tribunales por el famoso “caso nueces”.
Todo ocurrió el viernes en la noche y Mosa en tres minutos se decidió a pagar la cláusula de salida: 200 mil dólares. Chocoso que en La Cisterna provocó un tsunami, porque ya lo daban por seguro.
Para qué le vamos a contar todos los llamados y guasap que hubo el finde, si hasta intentaron convencer a Ríos para que presionara a la dirigencia con tal de que el Popular no lo levantara.
Pero los nortinos no transaron y los estudiantiles tampoco fueron capaces de igualar la oferta mapuche (llegaron a poner 150 mil de los verdes).
Y como diría la doctora Polo, “¡caso cerrado!”, y llamaron a Ríos -que estaba en el aeropuerto sin saber aún su destino- para que se presentara ayer en una clínica del sector oriente de Santiago.
“Se examinó la parte traumatológica, que es la prioridad y podemos decir que Michael Ríos es jugador de Colo Colo”, soltó el kine blanco: Wilson Ferrada.
Por la tarde firmó su contrato que lo liga por un año y medio a la Ruca (extendible por otro año) y limpiaron los cañones para dar la batalla por Lorenzo Reyes.
El volante del Betis es el gran anhelo de Mosa, con el cual cerraría en “grande” esta temporada de contrataciones en la que ha estado al debe. Sin embargo, su par bullanguero -Carlos Heller- también lo quiere. Y ahora más que nunca...