Con su cara tapada, con gorro y lentes de sol, José Miguel Ilabaca Santibáñez (26) se presentó en la conserjería del edificio donde vivía Mónica Alejandra Huertas Ayala (36). Era su ex pareja. El sujeto ocultaba su identidad, ya que la mujer había dado aviso en la administración para que no subiera más al departamento. Es que la relación amorosa había llegado a su fin.
Sin embargo, Ilabaca logró su objetivo y, argumentando que era un cartero que traía un paquete para Huertas. Llegó hasta el séptimo piso del complejo habitacional ubicado en calle Gerona 3402, en la comuna de Ñuñoa, burlando al conserje cuando el reloj marcaba las 8.30.
"Por motivos que se investigan, la víctima dejó ingresar al hombre a su departamento. Lugar donde los vecinos señalaron se produjo una fuerte discusión", señalaron fuentes policiales del caso.
La mujer fue atacada con un arma cortopunzante en varias oportunidades. Además de ser golpeada en el área de la nuca y el tórax con un objeto contundente. Falleciendo de manera instantánea en el lugar.
Ilabaca, al ver la sangrienta escena, decidió lanzarse desde el balcón, cayendo desde una altura aproximada de 20 metros y muriendo en el lugar.
brutal
EMPRENDEDORA
Huertas era diseñadora de profesión y había llegado hace varios años a Chile desde Colombia para levantar su emprendimiento "Mis Cachivaches". Allí vendía adornos para el hogar hechos por ella.
Además había recibido una buena noticia hace seis meses, ya que le habían dado la residencia chilena.
"En el departamento se nota una gran violencia por parte de este sujeto en contra de la víctima. Las pericias de la Brigada de Homicidios darán cuenta de qué es lo que ocasionó la muerte; sin perjuicio de eso, hay agresiones tanto con un arma blanca como por objetos contundentes", indicó el fiscal Ernesto Navarro de la Fiscalía Oriente.
En tanto, Ilabaca era el dueño y administrador de la tienda y portal "La Guarida Geek".Especialista en cómics, juegos y películas de superhéroes. Fue en ese ambiente que la conoció.
La relación comenzó hace unos 3 meses. Sin embargo, todo llegó a su fin la semana pasada, luego que la personalidad del agresor intimidara a la víctima. La que decidió terminar el pololeo.