Pablo Zárate era colega y amigo de Osvaldo Campos. El jueves fue la última vez que conversaron por Facebook, y quedaron de juntarse el sábado en la tarde. "Él estaba bastante deprimido. Lo vi muy afectado, le dije que se recuperara, que no se encerrara, que se recuperara para poder salir adelante. De hecho nos íbamos a juntar mañana (hoy)", relató a La Cuarta.
Jamás imaginó que su compañero de universidad, el mismo que conocía hace casi 17 años, mataría a sangre fría a dos trabajadores del casino Monticello tras perder 15 millones.
"Cuando escucho entre el partido que hay un veterinario en el casino pensé que podía ser él. Fue terrible saber que mató a dos personas inocentes", señaló.
Pablo relató que "Osvaldo ya había tenido dos procesos depresivos en la vida. El primero fue cuando falleció su hermana cuando él tenía 16 años. Luego sus papás eran su gran apoyo, pero hace dos años fallecieron de cáncer. Y se quedó solo. Fue devastador para él, lo dejó en el suelo".
Pablo cree que "él (Osvaldo) tenía algún trastorno de personalidad" y agregó que "se ponía agresivo. Perdía sus estribos. De hecho, hasta el día de hoy, hay personas que me escriben barbaridades de él".
De hecho, Zárate aseguró que Campos le contó que "él estaba mal. Creo que lo tenía mal los conflictos con los clientes y sus colegas".
Amenazas
Su carácter explosivo lo vivió Olga Norambuena, quien trabajó tres años y medio con él en la veterinaria que tenía en Maipú. "Atacaba a todo el mundo. Incluso, muchas veces amenazó con matar a las personas si no pagaban".
La mujer reconoció que vivió un verdadero calvario estos últimos meses. "Una vez vi cómo sacaba un gato muerto de un microondas. Incluso, me amenazó de muerte", reveló.
Agregó que "tenía una lista negra en donde salía mucha gente de Maipú. Incluso, estaba mi hijo. Era un sicópata".
Olga contó que cuando vio las noticias el nombre de Osvaldo lo primero que pensó es que su jefe se mataría...
"Muchas veces me dijo que el día que se viera envuelto en problemas, él se ingresaría algo a la vena", dijo.
Incluso sostuvo que Osvaldo "salía con jeringas, se las pegaba en el antebrazo".
Según datos policiales, Campos registraba 17 detenciones por distintos delitos entre el 2006 y el 2016. Entre ellos, riñas en vía pública, retención de menores y cuasidelito de lesiones, amenazas de atentados, entre otros.
Solitario
Osvaldo, cliente Premiun del casino, era amante de los autos. Inclusive, en sus redes sociales frecuentemente subía imágenes de sus nuevos vehículos.
Una vecina, que prefirió la reserva de su nombre, reveló que "tenía autos caros y nadie entendía por qué. Todos lo encontraban raro".
Zárate señaló que "jamás lo vi con una pareja en la universidad". Agregó que "vivía con sus papás y cuando ellos fallecieron se quedó con la casa, donde vivía y que también era su (empresa) veterinaria".
Los empleados del Monticello tenían bien identificado al jugador, pues era un cliente muy conflictivo tanto en el hotel como en la sala de juegos.
Éste había protagonizado algunos arranques de furia tras perder dinero y la agarraba con el crupier. "Los insultaba y amenazaba. Por eso en más de una ocasión tuvieron que pararle el carro", señaló Jorge, empleado del casino.
Carabineros informó que en abril pasado había protagonizado incidentes en el recinto, uno de estos hechos quedó registrado en un video que él mismo subió a redes sociales donde reclamaba porque tenían cerrado el casino.
Jefe de los crupier era súper motivado con la pega
Como un jefe aperrado, de esos a los que no se les cae la corona por agarrar la escoba, fue descrito Óscar Reyes Valenzuela, el gerente de juego que fue la primera víctima del veterinario ludópata, en el Monticello.
El hombre que deja una mujer y a su hijo solitos, nació en Machalí y actualmente vivía con su familia en Rancagua.
"Entró a trabajar al casino a cargo de las máquinas y después pasó a hacerse cargo de los crupier en la sala de juegos", contó Carolina, una de sus amigas y colaboradoras.
Agregó que los que más caracterizaba a este hombre era lo humano que llegaba a ser cuando algún empleado le planteaba un problema personal. "Era tanto que él mismo se hacía cargo del turno en la mesa de los crupier si era necesario, no se hacía atados", contó la acongojada mujer.
Señaló además que cuando un cliente se ponía grosero o violento, él intervenía siempre. "Hay clientes que nos culpan cuando pierden y nos tratan pésimo. Es común que amenacen o simplemente tiren la fichas o el resto de un trago a la cara de los anfitriones... cuando eso pasaba Óscar intervenía y arreglaba el tema", agregó.
Contó, además, que su colega era un amante de la música, del cine, la buena conversa y un tipo ultra valioso: "Lo lloro y lo lloraré porque es una de las personas más humanas que he conocido", manifestó.
El gerente de Monticello contó a La Cuarta que pese a que él no llevaba tanto tiempo lo sorprendió el entusiasmo con la que trabajaban los dos empleados que murieron tras el trágico incidente del domingo:"Tanto Óscar Reyes como Carolina Carreño eran gente de confianza y de una larga trayectoria en este casino".