La noticia difundida por "L'Osservatore Romano", diario oficial del Vaticano, reveló la verdad tras uno de los más controvertidos capítulos de la dictadura militar: ¿Por qué se prestó el Papa Juan Pablo II para aparecer junto al general Augusto Pinochet en el balcón de La Moneda?
Supimos que el Sumo Pontífice fue engañado. Karol Wojtyla cayó en una trampa.
Durante 22 años la verdad estuvo en manos del cardenal Roberto Tucci, quien acompañó al Papa en 1987, en la gira que lo llevó hasta Chile. El purpurado la reveló en una entrevista autobiográfica.
Tucci relata la incomodidad que le producía al líder espiritual de los católicos tener que pararse al lado de dictadores y políticos corruptos.
"Cómo olvidar el rostro de Wojtyla cuando se dio cuenta de la jugada que le hizo Pinochet durante el viaje a Chile en 1987", dijo en la entrevista.
"Según los pactos -explicó-, Juan Pablo II y el Presidente no se asomarían para saludar. Wojtyla era muy crítico del dictador chileno y no quería aparecer junto a él. Yo tenía siempre a la vista la única puerta que conectaba el salón donde estábamos nosotros con el salón de ellos. Con una medida estudiada, los hicieron salir por otra puerta. Pasaron junto a una gran cortina negra cerrada -contó después el Papa furioso- y Pinochet hizo frenar a Wojtyla, como para mostrale algo. La cortina fue abierta de golpe y el Pontífice se encontró ante el balcón abierto sobre la plaza repleta de gente".
"No pudo retirarse, pero recuerdo que cuando se despidió de Pinochet lo congeló con la mirada", recordó el cardenal Tucci, testigo privilegiado de la traicionera jugarreta.
Por Manuel Vega O.
