El doctor Andrés Meza vio complicada su salud tras enfermarse de Covid-19, pero tras recibir el tratamiento con la sangre de pacientes recuperados se sanó rápidamente.
El doctor Andrés Meza trabaja en el Hospital de San Antonio, en la Urgencia Respiratoria. "Me tocó atender a una colega, quien después dio positivo de coronavirus, que tosía mucho cerca mío. Tres días después yo empecé con malestares: tenía Covid-19", indicó el médico de 41 años.
Ahí empezó su calvario, que lo llevó a internarse. "Me hice un escáner que arrojó una neumonía grave, de las que matan gente. Y estando en la clínica empecé a empeorar, necesité oxígeno y pasé de intermedio a la UCI", indicó.
Habían pasado ocho días desde el día que se contagió cuando recibió un llamado del hematólogo Raimundo Gazitúa, quien en la Fundación Arturo López Pérez (FALP) ha sido pionero en el transplante de plasma de pacientes recuperados, para salvar a quienes están enfermos con el bicharraco que está en todo el mundo.
"Me ofrecieron este tratamiento y accedí. Me lo hice un día en la noche y en la mañana ya era otro. Respiraba mejor, tenía más fuerza... fue impresionante el cambio", indica Meza, agregando que "la donación de plasma me salvó en doce horas, sin esa ayuda yo no sé si estaría acá para contarlo".
¿De qué se trata el tratamiento? "Yo no tenía respuestas en mi cuerpo para combatir el virus, como el de todos quienes se contagian. Al inyectarte el plasma de alguien recuperado, es como si te prestaran esos anticuerpos que necesitas y te recuperas rápidamente", explica el doctor.
Por lo mismo, hace un llamado a que quienes se hayan contagiado y ya estén recuperados para que puedan donar sangre. "De verdad salva vidas. Puede ser decisivo entre morir o vivir. En Arturo López Pérez tienen una campaña donde gratuitamente recopilan gente, por eso es bueno que la gente tome ese llamado".