A un montón de chilenos les da terror el doctor y también meterse a una cámara de resonancia magnética. Y eso lo saben bien los médicos.
Por eso, para calmar los nervios de sus pacientes, al doctor Patricio Mardónez (52) se le ocurrió una genial idea: vestirse de astronauta.
El médico anestesiólogo de la Universidad de Chile contó que "al principio la gente se reía, pero luego engancharon súper bien".
El "Doc Armstrong" realiza esta particular atención en el Centro Clínico Anestimagen, donde es director, y que está ubicado en Salesianos 1299, en la comuna de San Miguel.
"Muchos niños o adultos que ingresaban al resonador magnético lo hacían asustados. Algunos hasta tenían crisis de pánico", relató.
Para que las personas ya no tuvieran julepe, el doc decidió disfrazar la cámara de una nave espacial. "Es una copia de una Estación Espacial Internacional. Uno se siente que está en la NASA", afirmó.
Agregó que "los recibo como si fuera astronauta y al interior del resonador magnético con luces, se ven estrellas y se escuchan ruidos de cohetes. El paciente nunca ingresa a hacer un examen, sino que realiza un viaje estelar. Muchos incluso me piden si pueden volver a entrar".
De esta forma, una experiencia que parecía eterna se transformó en algo lúdico. Un hecho que, según sopló el propio médico, los ha hecho bajar en un 25% la necesidad de utilizar anestesia dentro de los resonadores.
En la casa
Este ingenioso doc, que está casado y tiene cuatro hijos, contó que incluso se lleva el traje espacial a la casa. "Se ríen cuando me ven. Pero después me lo piden y todos se lo terminan colocando".
Mardónez explicó que craneó la idea porque "buscó humanizar la atención".
Patricio, que cuando cabro soñaba con ser astronauta, relató que "a mí me encantan las estrellas. Entonces quise implementar esto para que los pacientes supieran que estaban ingresando a un centro médico diferente".
Pero el doc no sólo se luce con ese traje espacial. "Tenemos cinco salas temáticas, entonces hay trajes de pollo, de pistolero, de aliens, de Bob Esponja. De lo que quiera. El disfraz que se le ocurra hay. El único que no me he colocado es el disfraz de Frutillita".
Como la acogida ha sido pulenta, el médico contó que ya están pensando otras formas de sorprender a sus pacientes. "Llevamos un mes funcionando y hasta ahora tenemos cien por ciento de satisfacción", aseveró.
Agregó que "el objetivo final es entender que hay gente que lo pasa muy mal cuando va al doctor, entonces hay que darle más tiempo. Hay que crear una idea fantástica, porque la salud no puede ser sinónimo de miedo".