Doctor Vidal parte en cuerpo y alma al Everest

La historia de amor de  Felipe Olea (33) y Jenny Prado (34) está marcada por escalar cumbres y capear tormentas de nieve. Ahora se preparan para cumplir el sueño de sus vidas: alcanzar la cima del monte Everest. Y no van solos: el popular doctor Vidal también se unió a la aventura.

Pedro Vidal, el mismo galeno del programa Cirugía de cuerpo y alma, forma parte del grupo de aventureros invitados por la agrupación de montañas "Vertical" -comandada por el capo en cimas Rodrigo Jordán-, que pretende conquistar la montaña de 8.848 metros localizada en el Himalaya, entre Nepal y China.

"Con el doctor Vidal  hemos entrenado por ocho meses para llegar bien preparados al desafío.  Por lo que he visto está muy bien preparado físicamente y tiene mucha fortaleza mental, lo que es importante para tomar este desafío", comentó Felipe Olea, quien en su grado de capitán encabeza el Equipo Militar de Montaña del Ejército.

"Me llevé una grata impresión del doctor, sólo lo conocía por su trabajo en la televisión y por lo que sé escalar montañas es su lado más oculto. Una pasión escondida", dijo el militar, que tiene más de catorce cumbres en el cuerpo, la última hace unos meses: Ojos  del Salado.

La última semana  de marzo el matrimonio integrará la delegación chilena que buscará alcanzar la cima del macizo. La idea es dejar una nueva marca para Chile.

PURO AMOR

Para los amantes de las montaña subir el Everest es un desafío que sólo se da una vez en la vida. Hace 20 años una delegación chilena alcanzó por primera vez la cima y esta vez el matrimonio Olea-Prado quiere dejar la bandera tricolor flameando en lo alto.

"A pesar de que yo solo llegaré hasta el campamento base  y Felipe atacará la cima, es una experiencia hermosa. Es como el cierre perfecto de una vida llena de desafíos. Escalar montañas es como el matrimonio mismo, lleno de dificultades pero al final sólo quedan satisfacciones", relató Jenny Prado, quien escala desde sus tiempos de universitaria en Temuco.

A pesar de que ahora el tiempo para escalar es menos, ya que el cuidado de dos hijos quita horas de entrenamiento, el matrimonio se las arregla para ir con los peques a subir cerros.

A tanto llegó la pasión de la pareja por las cumbres, que decidieron hace seis años formalizar su amor en lo más alto de América. La idea era que la naturaleza fuera testigo de como el militar y su mujer amantes de la montaña se juraban amor a los cuatro vientos.

"Le pedí matrimonio en el Aconcagua, a más de 6300 metros de altura y encerrados en una carpa, porque había tormenta de nieve. Fue romántico y muy a nuestro estilo. En esas condiciones no le quedaba otra que aceptar no más", contó el capitán Felipe Olea.

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