Veinte comerciantes a cada lado de la Av. La Paz estaban uniformados a las 13.30 cuando pasó el cortejo, y le lanzaron pétalos de todo tipo de flores.
El cuerpo de Aylwin venía desde la Catedral en donde el cardenal Ricardo Ezzati realizó una misa y algunos de sus familiares destacaron los valores personales del fallecido.
El camino al Cementerio General fue despacito, lo que permitió a un grupo de más de tres mil adherentes de la Democracia Cristiana seguir el cortejo, entre los cuales estaban los dirigentes más importantes del partido oficialista.
En la Plaza de La Paz a la entrada del Cementerio General el coro y orquesta del Teatro Municipal recibió a los deudos, y en el lugar tomó la palabra La Jefa. Bachelet dijo que “el Presidente sabía, supo siempre que al Estado se llega a servir, a servir a Chile, que los cargos, las dignidades y los honores son siempre pasajeros y sólo queda la grandeza de la República y la dignidad de sus ciudadanos”.
La presi de la DC, Carola Goic, contó que en el camino mucha gente les dijo que aprendieran de Don Pato, y eso lo motivó a manifestar: “Como políticos debemos pedir perdón. Perdón por los abusos de poder, por la falta de ética, por a veces traicionar la confianza de quienes representamos”.
Tres detonaciones (súper fuertes) realizadas por militares del Regimiento Artillería N° 1 Tacna dieron por finalizada la ceremonia. La Jefa recibió la banda presidencial de Don Pato y se la pasó a su viuda, Leonor Oyarzún, quien aguantó todo el trajín a pesar de sus 97 años.
Luego, la sepultación de Aylwin se realizó en forma privada al interior del mausoleo del Presidente Eduardo Frei Montalva, porque el suyo, que quedará al ladito, lo están terminando.
