Una escasa pensión y los cuidados de su señora durante el día, obligaron a Ricardo Ramírez a seguir trabajando por las noches. El anciano recorre más de 100 kilómetros en plena pandemia pese a los riesgos.
Fue a comienzos de abril. El drama fue revelado por carabineros que vieron a un adulto mayor barriendo afuera de un edificio en Viña del Mar, en horario de toque de queda.
Los efectivos pensaron que se trataba de un residente, pero una arrendataria del edificio Ralún ubicado en 6 Norte con 1 Oriente de la ciudad jardín, contó la firme a los oficiales.
Se trataba de don Ricardo Ramírez, de más de 80 años, conserje de la comunidad desde hace más de 26 años.
Fue cuando los policías advirtieron que se trataba de un adulto mayor de alto riesgo, quien viaja a diario más de 100 kilómetros desde Quillota a Viña.
"No me alcanza"
"Es efectivo que yo pedí el turno de noche porque durante el día cuido a mi señora que tiene casi 90 años", contó al diario La Estrella de Valparaíso.
"Es la realidad de muchos, a mí no me alcanza y no queda más que trabajar para poder vivir", agregó don Richi.
Luego el conserje contó que, aunque tomó el turno de noche, se viene a las 5 de la tarde "porque si no me quedo sin locomoción".
Aunque agradece la oportunidad que le han brindado de poder trabajar a sus años, considera que no es justo un posible retiro.
Desde la administración le ofrecen una indemnización de 2 millones de pesos por el famoso retiro voluntario, pero la suma, dice él, no es insuficiente.
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