Que dos cabezazos en el área son gol, que pepa perdida en un arco se hace en el otro. Esa y un montón de frases son típicas del discurso futbolero. Y dentro de esa larga lista hay una que tiene de muerte al crá del Bayern Munich, Anatoli Timoschuk.
Y es que advertencias sobraban, pero el ucraniano rompió una regla sagrada a la hora de jugar una final: no tocar la copa antes de jugar la mocha y bastó esa “manito”, más el partidón que jugó Didier Drogba, pa’ que la “Orejona” fuera del Chelsea.
La Champions ya tenía como antecedentes el condoro de Giuly cuando la tocó y el Mónaco perdió el 2004. Gattuso también hizo la gracia el 2005 vistiendo la camiseta del Milan, que se farreó la gloria ante el Liverpool con el recordado 3-3. Genaro se quería morir por la mufa.
Pero pese a todas las advertencias, Timoschuk, el hábil volante del equipo que tenía todo para festejar en su casa, se pegó la agrandá y con la manopla izquierda le dio el un toque a la “Orejona”. Y fue mortal.
Es que ahí vino la otra parte de la proeza del Chelsea, que tuvo en Drogba a un héroe que jamás olvidarán.
Cuando el Bayern se preparaba para festejar gracias al gol de Thomas Müller, imagínese que fue al minuto 83, en los 88’ el marfileño empató y obligó al alargue. Con eso el grone lavaba la escoba que se mandó al provocar un penal, que Robben falló y sellaba el partido.
Así se tuvieron que ir a la lotería de los penales, donde otra vez Drogba no falló y le dio el chute decisivo en el 4-3 final y que le trajo la corona a los británicos y también el hueco al Mundial de Clubes, el mismo torneo donde el Bulla postula llegar si gana la Libertadores y confirmar que el azul esta de moda “arraund de güorld”.
HEINEKEN SE RAJÓ CON PILSEN Y FIESTA EN EL CLUB DE LA UNIÓN
Una fiesta a nivel mundial es desde hace tiempo la final de la “Champions League” y chilito no fue la excepción en la euforia por el partido.
Por ello, Heineken (auspiciador oficial del cocido) ambientó el Club de la Únión al estilo de un coliseo romano e invitó a distintos fanaticos pa disfrutar el partido en una pantalla gigante, donde los parroquianos empezaron bostezando por el lenteja primer tiempo pero al final vibraron con una definición de infarto.