Drunkorexia y diabulimia: Nuevos desórdenes alimenticios

En el último tiempo, a los ya conocidos trastornos de la alimentación, anorexia y bulimia, se han sumado dos preocupantes conductas que atacan a quienes luchan por la ansiada delgadez: Drunkorexia y diabulimia.

La drunkorexia, que debe su nombre a la unión de los conceptos en inglés drunk (beber) y anorexia, es una conducta desequilibrada que tienen los jóvenes, quienes no comen nada durante el día, para reventarse tomando en los carretes. La tremenda obsesión por ser un palillo y la aceptación social que conlleva el consumo de copete, explican en parte las causas de este mal.

Fueron las estrellas mundiales Amy Winehouse y Lindsay Lohan, famosas por sus jaranas y ser más flacas que un fideo, las que alertaron a la comunidad médica respecto a esta tendencia.

Para el sicólogo clínico de la Universidad Central Marco Antonio Campos, lo preocupante es que estas figuras son tomadas como ejemplo por las lolitas alrededor del mundo.

"Las jóvenes admiran que ellas sean bellas y famosas y, por eso, imitan todo lo que hacen, sin discriminar si es bueno o malo", señala.

OJO, DIABÉTICOS

Por otro lado, la diabulimia es un trastorno que ataca a los que sufren de diabetes tipo 1 y se deben inyectar insulina para mantenerse estables. Esta enfermedad suele aparecer en la adolescencia y es más común en mujeres que en hombres.

Uno de los síntomas que permiten detectar la diabetes, es la vertiginosa pérdida de peso producto del desequilibrio hormonal.

Los afectados cachan que si disminuyen los niveles de insulina, lograrán bajar esos kilates que (supuestamente) les sobran.

Lo que no entienden es que esta conducta les provoca serias repercusiones en su salud, como fallas renales, ceguera y neuropatía diabética. Además, los bajos niveles de insulina en la sangre podrían provocar una cetoacidosis diabética, que si no es tratada a tiempo, puede provocar un coma e, incluso, la muerte.

Según Campos, los diabulímicos instrumentalizan su enfermedad y el tratamiento a seguir, para cumplir con los cánones sociales de una figura esbelta.

"Le dan más importancia a su imagen que a su bienestar. Tienen una autoestima bajísima y por eso, dependen tanto de lo que los demás digan de ellos. No les preocupa poner en riesgo su salud y su vida con tal de ser aceptados".

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