Youtuber mostró hilarante rescate de uno de estos aparatos desde un techo. Luego, al querer dar con su propietario, le fue imposible, pues no existe una base de datos. Ahí nace la pregunta: ¿qué pasa si pierdo mi cámara con hélices?
En YouTube hay videos de toda clase, incluso el de un tipo que miró por su ventana y vio que en el techo del edificio vecino había nada menos que un drone avaluado en 800 lucas, que nunca nadie quiso o pudo rescatar.
El usuario que subió este contenido, donde muestra el osado operativo a lo MacGyver que montó para bajarlo con su propia cámara voladora y un gancho hechizo, poniendo en peligro su inversión, es Franco Tempio (youtuber: "Poto"), quien hoy está en una desesperada búsqueda para dar con el propietario del aparato.
"Me lo pude haber dejado, porque no tenía un nombre, nada... pero hay que ser buena persona", admite el joven creador audiovisual, quien extrajo la tarjeta de memoria del drone, para ver si allí encontraba alguna pista del dueño.
"No quise exponer ese material, que por lo demás me dejó gratamente sorprendido, porque no va a faltar el que diga 'ah, sí, justo ese es mi drone'... prefiero que el dueño me diga exactamente qué es lo que estaba grabando en ese sector cercano a Plaza Italia", dice Franco, quien ya se acerca al millar de reproducciones con este tragicómico video.
Drones en abandono
La historia que este "youtuber" en potencia colgó en su canal podría ser extravagante, pero lo cierto es que los drones perdidos son algo más común de lo que se podría pensar.
Un viento traicionero, una falla en la batería o cualquier imprevisto en su vuelo puede echar abajo a uno de estos aparatos, sin que su propietario sepa el real destino de su cámara con hélices.
Muchas veces, quienes han ido a reclamarlo se han llevado ingratas sorpresas: la caída intempestiva del drone lesionó a algún tercero (mascotas o niños, principalmente), rompió un vidrio, un techo o hasta pudo provocar un incendio.
Que algo así haya sucedido genera que los dueños opten por dar el drone por perdido, por temor a que salga más caro recuperarlo que adquirir otro.
Así lo explica David Sepúlveda, CEO de ZdroneChile. "Antes de meterse en problemas, y que la persona afectada interponga una demanda por los daños causados, la mayoría decide agachar la cabeza, tirar un par de garabatos al aire y olvidarse del drone", admite.
Si bien todos los drones de fábrica vienen con sus números de serie respectivos, es casi imposible dar con sus dueños, al no existir una base de datos. "La Dirección General de Aeronáutica de Chile (DGAC) ha tenido la intención de desarrollar un inventario, pero no ha prosperado", dice Sepúlveda.
Sin rastros
Otra cosa que destaca el experto es que estas máquinas no pueden ser bloqueadas, como si ocurre, por ejemplo, con los teléfonos celulares. "El que se lo encuentre, puede homologar el equipo, echarlo a volar nuevamente e incluso venderlo".
Pero no todo está perdido. De acuerdo al delegado de ZdroneChile, las tarjetas de memoria sí pueden formatearse, incluso a una distancia considerable. Esta opción, "deja al usuario un poco más tranquilo, aunque el golpe al bolsillo y el orgullo como operador quede en el suelo", cierra Sepúlveda.
Un "juguete" cada vez más accesible
Si bien hace algunos años tener un drone era considerado casi como un lujo, con el tiempo se ha ido convirtiendo en una compra cada vez más habitual.
De hecho, la Navidad pasada entró al "top 5" de los regalos favoritos de los chilenos, y según registros de los expertos se calculan en unos 7 mil los aparatos de este tipo que están volando en el país (al menos los legales, sin considerar los que entran por sitios de compra online desde China).
Los hay de todos los precios y formatos, pero debe saber que si desea adquirir y volar uno profesional, antes debe sacar una licencia.