Es un hecho. Existe, es pleno y real. Obvio, a pesar que a veces la sociedad, la familia, o los hijos no ven con buenos ojos. La salud sexual no solo forma parte de nuestra salud general, sino que ayuda a mejorarla. Y esto es válido para cualquier edad. Como dicen los especialistas, "cuanto más cuidas tu salud sexual más mejoras, cuanto más la abandonas más tardas en recuperarte".
Está claro que existe la actividad y el deseo sexual en la tercera edad. Los problemas no son sólo una cuestión física, también hay, en ocasiones, un entorno social y un contexto que no lo favorece. Los hombres y mujeres, en sí, somos egoístas, y muchas veces no apoyamos que los padres rehagan sus vidas.
Cabe preguntarse, ¿cómo es la actividad sexual en la tercera edad? Depende a juzgar por los urólogos y geriatras. Puede o no estar asociada al coito. Está demostrado y se dice todos los años en la Asociación Mundial de la Salud masculina, de la que he tenido acceso, que el mantenimiento de la actividad sexual, en ambos géneros, va acompañado de un aumento de la salud en general.
Pero, volviendo al tema en cuestión, en los mayores se pueden vivir dos situaciones adversas: el primero es el que tiene la incapacidad de tener una erección satisfactoria. El hombre se siente culpable. Y se deprime rápidamente.
El viagra hizo aflorar este problema muy frecuente y del que no se hablaba.
El otro tipo de inconvenientes afecta más a la mujer: la falta de deseo sexual. A veces, se tiene tanto miedo de haber perdido su atractivo, que se aparta de la real posibilidad de ser plena y feliz. Existe un concepto que parece estar proscrito en el gran público: la andropausia o Síndrome de Adam.
Por eso, desde esta tribuna, recalco: el entorno social, los afectos más cercanos, los amores más intensos tenemos una hermosa labor. Entregar todo el apoyo y "apañar" estas traviesas aventuras que pueden llevar a nuestros adorados y amados abuelos y padres a superar y enfrentar los dos problemas más importantes: la incapacidad de erectar y la falta de libido.
Para mucha gente será complicado hablar sobre ello. Los chilenos somos pudorosos para referirnos a ciertos temas, como este, por ejemplo. Comparto una experiencia. Visité otras culturas y caminé rodeada de diferentes mentalidades; ni mejores ni peores a las nuestras; pero sí, muy distintas.
Quedé sorprendida. "Los de antes" o "los lolos del ayer" hace muchos años que hablan con total naturalidad de su vida sexual, de sus miedos y preocupaciones. Los hombres, de la disfunción eréctil y la mujer del nuevo rostro más lleno de arrugas de su cuerpo. Ambos, sienten una importante dosis de responsabilidad. El hombre culpa a sus excesos de joven; la mujer a su despreocupación por no mantener la figura esbelta que encandiló al amor de su vida.
Y te lo hablan con total franqueza, a plena luz del día. Algo muy difícil de imaginar en países latinoamericanos y menos de observar en Chile. Ayudemos a nuestros viejitos. Ellos tienen derecho a "vivir la vida" en plenitud, y no a esperar el llamado de la muerte.
Un hombre no envejece cuando se le arruga la piel, sino cuando se arrugan sus sueños y esperanzas. Curioso, esto lo leí en un grafitis callejero.