A punto de cumplir un cuarto de siglo, Benito Cerati da que hablar por su música y sus ácidas opiniones. Aparte de asumir su homosexualidad durante este año, acaba de desmitificar la figura de su padre.
Pareciera que mientras más tiempo llevan muertos, más méritos hacen para convertirse en leyendas las estrellas del rock. Pasó con Elvis y Michael Jackson, por nombrar a megaestrellas que, incluso, muchos creen que no han partido de este mundo, como si se tratase de algún complot de Salfate.
Y a nivel continental ocurre con Gustavo Cerati, que el 4 de septiembre pasado cumplió cuatro años desde su viaje al Más Allá, por lo que sus "viudas" ya han empezado a crear un culto como si existiese la "iglesia ceratiana".
Sin embargo, eso de que "no hay muerto malo" no va con Benito, el primogénito del ex líder de Soda Stereo y quien acaba de remecer el ambiente con la teoría de que su padre no era ningún "Dios" y, por el contratrio, metió las patas muchas veces.
De tal palo. Lo de Benito, en todo caso, es la consecuencia de ser el hijo rebelde, que heredó los genes musicales de "Gus", pero con esa mezcla de inconformismo chilena, que sacó de Cecilia, su madre modelo.
"Él no fue una autoridad de nada. Fue un músico, que hizo música buenísima. Y ya está. Estoy en contra del diosismo, inclusive en mi propia familia. Estoy seguro de que mi viejo no era un dios y cuestiono muchas cosas que ha dicho o hecho. Estamos poniendo dioses donde no los hay", se sinceró con "Crónica" Benito, quien este 26 de noviembre cumplirá un cuarto de siglo desde que nació un día en Las Condes.
Por mucho que recorrió el mismo camino de la música, Benito desde chiquito prefirió nadar contra la corriente, aunque alguna vez Charly García le dijo al crespo de Soda Stereo que cuando el niño cumpliera 15 "iba a ser libre" para hacer lo que qusiera.
Y así fue como este año el hermano de Lisa, la otra Cerati que también nació en Las Condes y hoy se radicó en el barrio de Vicente López, en Buenos Aires, llevó su libertad al extremo para encarar su sexualidad.
"Hola. Soy Benito Cerati. Músico. Creador del proyecto @_Zerokill , dos discos y un tercero en el camino. Soy feminista y lucho por la igualdad de género e inclusión de minorías. Soy gay y soy feliz", escribió en sus redes sociales en febrero de este año, cuando ya daba señales de que las convenciones no eran lo suyo.
Quizás por eso su última cruzada, aparte de liderar la banda Zero Kill, por la que mandó al carajo los tres años que estudió antropología, se haya orientado a desmitificar eso de que su padre poco menos que era un santo, de la música y la sociedad.
"Hay una necesidad de mantener un legado y que no se pierda la importancia que tuvo la obra de mi papá. No me parece mal. Pero hay cosas que no me gustan", desafió Benito, quien de paso dijo que tanto homenaje musical a su padre lo aburrió. "No me gustan las obras que sacan cuando la persona murió, a menos que haya habido un consenso. Uno escucha los temas a medio terminar y dice 'Con qué necesidad?", sentenció. Y quizás tenga mucha razón.