Educación: Así como vamos, las orejas de burro durarán cien años más

"La educación podría ser un camino para salir de la pobreza, pero ese camino está bloqueado". Así  de claro y duro es el diagnóstico de Ernesto Schiefelbein, ex ministro y Premio Nacional de Educación 2007.

Los temas de la pobreza y la enseñanza les han sacado canas verdes a todos los gobiernos. Desde Pedro Aguirre Cerda, quien se afanó con "gobernar es educar", hasta Sebastián Piñera. Sin excepción los mandatarios han quemado neuronas tratando de descubrir la fórmula mágica con que los chilenos realmente aprendan.

Y es que la cuestión no es menor, porque según Schiefelbein, el 50% de los "jaguares" ni siquiera sabe leer, o sea que no es capaz ni de seguir las instrucciones de un tarro de leche.

Parecen cifras y algunos les da risa, pero esas diferencias se notan hasta en el sueldo… y harto. En promedio quienes tienen 17 años de escolaridad (estudios universitarios) reciben un ingreso promedio mensual por su trabajo que es 3 veces superior a lo que recibe alguien que obtuvo 12 años de escolaridad (equivalente a completar educación media).

Lo que es peor, cuando un niño abandona la escuela, lo más probable es que termine trabajando por tres pesos, viviendo bajo un puente, se convierta en delincuente o caiga en las drogas. 81 mil adolescentes entre los 14 y 17 años abandonaron el colegio. Falta preguntarse como país, ¿es eso lo que queremos para nuestros niños?

"Es como que hubiera una cáscara de plátano y sabemos que la gente se va a caer, pero es un problema de otro. La cáscara sigue en el suelo y la gente se sigue cayendo", dice el ex ministro de educación de Eduardo Frei.


En opinión de Ernesto Schiefelbein, el problema no se termina "Porque los que toman las decisiones tienen resuelto el problema de la educación de sus hijos, entonces el problema no existe. Es dolorosamente simple".

"En un curso de 40 alumnos del Nivel Socioeconómico alto, 20 alumnos aprenden lo que se debe (49%), mientras que en un curso de Nivel Socioeconómico bajo, sólo 1 alumno aprende lo que se debe (3%)", explicó el ministro Joaquín Lavín al explicar los resultados de la última prueba Simce, en junio de este año.

El drama de la educación municipalizada

Es por eso que se deben tomar medidas urgentes y es algo en lo que están todos de acuerdo. La revolución pingüina 2.0, que agarra fuerza por estos días, exige -entre otros puntos- el fin de la educación municipalizada.

"Uno de los mitos más grandes, que simplemente refleja desconocimiento total de la información que está disponible, es decir que la educación municipal es mala", dice tajante Ernesto Schiefelbein.


Explica que todo el mundo se fija en los resultados nacionales entre coles municipales, subvencionados y particulares, ¡pero nadie mira los puntajes comparativos por estrato socioeconómico! Ahí la cosa no varía.

"La diferencia queda determinada en Chile hoy día a los tres años de edad y nunca más se recupera", remacha el Premio Nacional de Educación y argumenta que la diferencia no está en el régimen de financiamiento del colegio en que el pequeño estudia, sino en el nivel social de su familia.

Un chiquitín que entra a  Primero Básico del nivel alto conoce 3.000 a 4.000 palabras, mientras que un pequeño del estrato bajo sólo conoce 500 o 600. Por eso, cuando el profe les explica, los segundos simplemente quedan colgados.

En ese punto está de acuerdo el ministro de Planificación, Felipe Kast, quien asegura que "La gran inequidad en Chile se genera en la educación media y básica". De ahí en adelante no tienen mucho que hacer, porque su nivel de conocimientos en claramente inferior al de los hijitos de papá.

Métodos de enseñanza con olor a naftalina

Según Ernesto Schiefelbein, otro atado es que los docentes no están capacitados para enseñar a los pitufos, se quedaron en el pasado.

"Es como si tuviéramos médicos muy buenos de los años '40 o '50, antes de los antibióticos. Serían estupendos médicos en su época, pero como no los formaron para toda la nueva situación, se les morirían todos sus pacientes", explica el experto y agrega que hace falta traer a Chile los avances educativos que ha logrado el mundo.

El 80% de los profesores dicta sus clases y como es lógico, los pitufos se aburren como ostras, cualquier mosca los distrae. Según Schiefelbein, no es culpa de los académicos que forman a los profesores en las universidades, ya que "a ellos no les han permitido obtener formación de nivel doctoral que les permita estar al día en investigación".

El ex ministro propone enviar a mil formadores de profes por tres años a perfeccionarse en el exterior. Así volverían con ideas renovadas y ese cambio de método se notaría en los resultados de sus alumnos.

A principios de agosto, el ministro de Educación, Joaquín Lavín, anunció que los estudiantes más caperuzos podrán estudiar pedagogía al gratín. Desde 600 puntos se podrá ser profe sin desembolsar ni un veinte y desde 700 hasta tendrán un bono de 80 luquitas mensuales.

Pero Schiefelbein ya perdió la fe: "Si los mejores estudiantes entran a pedagogía y la formación, tal como fue en el caso de los médicos sigue sin antibióticos, se les van a seguir muriendo los enfermos". El experto asegura que a los alumnos no se les enseña a reflexionar sobre su práctica.

"Lo que sabemos es que profesionalmente no es agradable enseñar hoy día porque la probabilidad de éxito es la mitad", sentencia el ex ministro.


Eso lleva a seguir reproduciendo las diferencias sociales y a que los estudiantes pasen de curso "Porque si no aprendió en un año, va a estar de nuevo el próximo año y no va a aprender tampoco. Entonces es mejor que se entretenga en otra cosa, porque de todas maneras va a perder el tiempo", argumenta en la dura.

Cambios a la vena

Ernesto Schiefelbein cree que debieran entregarse becas a los docentes que hagan clases a los Primeros Básicos, porque su pega es más peluda. Por lo mismo debiera recaer en los profes más experimentados y no en los recién egresados, como ocurre actualmente.

"Eso es un crimen, porque ahí es donde es más difícil trabajar, donde se necesita mayor experiencia y lo que se sabe es que los profesores aprenden bastante en sus 10 primeros años de vida profesional", dijo tajante.

Felipe Kast, en el ministerio de Planificación, cree que los padres también tienen responsabilidad, porque "Lo que hacemos en los primeros de vida de nuestros hijos va a marcarlos por el resto de sus vidas". "Hay que volver a la cultura de la responsabilidad", agrega, donde cada uno tiene que esforzarse por ser mejor estudiante, mejor padre, mejor formador para sus pitufos.

Si el país decide en conjunto que el problema de la educación es prioritario, "en tres años lo tenemos resuelto", finaliza Ernesto Schielfelbein y nos hace pensar si realmente hemos avanzado en 200 años de vida nacional.

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