El carnicero de Milwaukee

Su apodo lo dice todo. "El carnicero de Milwaukee". Es que Jeffrey Dahmer (1960 - 1994) conmocionó al mundo a inicios de los noventa, cuando en Estados Unidos quedó al descubierto que, tras su pinta de callado y piola estudiante, estaba el autor de 17 asesinatos de hombres que habían desaparecido entre 1978 y 1991.

De su infancia se sabe poco. Era el mayor de dos hermanos, sin amigos y considerado como un "raro" por sus compañeros. Al salir del colegio, el resto fue rápido, pero en dos etapas. Primero entró un tiempo a la Ohio State University y luego al ejército yankee, donde incluso lo enviaron a Alemania. De ambas partes fue expulsado por ebrio.

Entre ese período cometió su primer asesinato. Ocurrió cuando se quedó viviendo solo para estudiar y el joven Steven Hicks tuvo la mala idea de hacerle dedo mientras la bestia conducía a su hogar.

Dahmer lo engrupió para meterlo a su casa y tras cachar que no había onda, decidió matarlo a golpes con el fierro de una pesa. Intentó desaparecer el cuerpo, pero al final consideró que era mejor ultrajar el cadáver y enterrarlo en el sótano.

Horror

Luego de eso, Jeffrey se contuvo durante 10 años e incluso se hizo devoto de una iglesia local para sentirse mejor. Pasaba piola hasta que en 1986 descubrieron que había tomado la costumbre de desenterrar cadáveres del cementerio, para tener sexo. Luego de eso, en 1987, comenzó su segundo período de asesinatos. El de mayor número, donde repitió el mismo modus operandis: conocer hombres homosexuales, dejarlos inconscientes, realizar experimentos con ellos, asesinarlos, violar su cadáver, desmembrarlos y finalmente comerlos o disolverlos en ácido.

De acuerdo a la investigación del caso, Dahmer conservaba la cabeza y los genitales de sus víctimas. Argumentaba que el resto se lo comía para que pudieran entrar en él.

Así, la justicia condenó a Jeffrey a 15 cadenas perpetuas, de las que sólo alcanzó a cumplir 3 años, pues en 1994 fue asesinado por otro reo, quien le dio dos golpes con la barra de una pesa, el mismo elemento de su primer crimen.