El clon de Ruperto es abstemio... y tortillero

Trabajar con la caña es el martirio de todo jaranero chileno, pero hay un lotino que se las da de curagüilla todos los días pa’ ofrecer sus ricas tortillas. ¡Así nomás!

Luis Vofs Ossa (52) es conocido en todas las ferias de Talcahuano, Hualpén, Conce y Chiguayante como el Ruperto del pueblo, y al igual que el humorista de Mega, el compipa se gana el cariño de la gente con su simpatía y buena onda a flor de piel.

Y es que este ex minero hace 14 años se recicló y  se gana los morlacos vendiendo pan de Lota y tortillas por todo Chile.

"He tenido el honor de recorrer el país vendiendo mis productos, por eso estoy orgulloso de mi gente y mi zona", lanzó.

Pero Luchito no siempre se ha disfrazado así. Todo comenzó el 2006, cuando el curadito de Morandé con Compañía triunfó en el Festival de Viña, y todos los feriantes cacharon su parecido sin necesidad de caracterizarse. "Pasaba vendiendo y todos me gritaban Ruperto, así que desde ese momento comencé a vestirme así", detalló.

Doble

A tanto llega su parecido que ganó un concurso en Mega como doble del personaje bueno pa'l copete. "Fue una experiencia maravillosa y tuve la oportunidad de conocer al verdadero. Si hasta le enseñé unos chistes. ¡A gozar, a gozaaaar!".

También se ha disfrazado de Rupertina, por lo que deja orates a los feriantes: "Mire mi chico, esas cosas son sólo bromas, me oyó", tiró en plan tallero.

Pa' más remate, el Ruperto se jura artista, pues actúa, recita poesías, hace rutinas de payaso y cuenta chistes inocentes. "A la gente le gusta mi humildad y sentido del humor, hago reír a los niños, abuelitos y todos en las ferias", parló al diario pop.

Además, el sociate hace un par de años grabó 3 discos con canciones infantiles y se lució en la tele minera como un payasito evangélico.

Esfuerzo

Pero no todo es chacota en la vida de Ruperto. El hombrón, a diferencia del personaje, no le hace al copete y debe levantarse a las 6 de la matina y partir a Laraquete, donde compra sagradamente las tortillas a la misma casera por años.

Luego debe viajar durante hora y media a Conce o a las comunas cercanas, entre viaje y viaje se pinta la cara bien cufifo, desordena la camisa y se pone su sombrero: "Esto lo hago con todas las energías y ganas. Voy a seguir siendo Ruperto hasta que Dios quiera porque además hago feliz a la gente", mandó.

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