El fin de la toma de Peñalolén

El 3 de julio se retiraron las últimas familias del emblemático campamento. Acá, pobladores cuentan su vida en el lugar.

El destino quiso que las últimas dos familias que aún vivían en la toma de Peñalolén se fueran del lugar el 2 de julio, sólo dos días antes de que se cumplieran 20 años del que fuera por muchos años el campamento más grande de Chile.

Un cierre que hizo recordar a Georgina Rodríguez, dirigente social y quien estuvo 23 años en ese lugar, ese invierno de 1999, cuando unas 1.650 familias organizadas decidieron entrar, sin autorización, en un terreno baldío ubicado entre las avenidas José Arrieta y Tobalaba, de la comuna de Peñalolén, en Santiago.

"Vengo de la ex toma Nasur, estuve antes del 99, fuimos como los hijitos de Nasur. No éramos más de cien familias, pero ese día pasamos de toma a campamento", reveló.

Desde ese día, las 24 hectáreas, que pertenecían al empresario Miguel Nasur, albergaron a alrededor de 2.000 familias y casi 9 mil personas.

Entre ellas estaba Francisco Muñoz. "Mi mamá empezó en la toma, desde el día cero. Yo me vine a vivir cuando estaba edificado. Tenía 12 cuando venía (a la toma)", contó.

Marcados

Sobre el estigma que había por ser parte de la toma, Francisco, quien es ingeniero en prevención, indicó que "mucha gente veía de afuera que la toma era peligrosa, los papás de mis amigos les decían que no vinieran y no era tan así. Acá había gente buena, nos cuidábamos como vecinos. La marginación que generaron hacia la toma no era tan así, acá había gente de esfuerzo, también gente mala, pero eso ocurre en todos lados".

María José Flores, pareja de Francisco, era de las que "veía la toma como algo malo". Pero con el tiempo, al irse a vivir juntos a la casa de su suegra, supo la otra cara del estigmatizado lugar.

"La mayoría eran puras familias, se apoyaban entre todos, cuidaban a los niños del otro, si los veían en la calle, en caso de incendio la gente corría a ayudar, era una familia grande".

Georgina Rodríguez recordó que la toma "contaba con dispositivo de seguridad, jardín infantil, guardias, era una macro organización donde se delimitaban en grupos y tenían cierta labor al interior".

Sobre su salida del lugar, y su cambio al condominio Los Avellanos y Los Espinos, uno de las viviendas sociales destinadas a los pobladores en Peñalolén, contó que "el primer día fue difícil. Bañarse con agua caliente son cosas fuertes".

Para ella, que el lugar se transforme en parque significa "un cierre de todo, siento que me permite dar vuelta la página".

En tanto, para Francisco, saber que el lugar será un sitio de paseo, y que la mayor parte de la gente encontró solución "es algo bueno. Esperábamos quedarnos acá, pero creo que será un lindo lugar para todos".

Se viene un parque con todo para la entretención

Tras el cierre definitivo de la toma de Peñalolén, la alcaldesa de dicha comuna, Carolina Leitao, reveló que "recuerdo las primeras salidas de las familias, fue muy emblemático, de cumplir un sueño de la gente".

Sobre el parque, contó que "hay tres etapas, la primera tendrá áreas de circulación, con una pérgola, la idea es que en ese lugar se puedan realizar distintas ferias, luego está la segunda etapa, con juegos infantiles y de agua; y la tercera, donde habrán multicanchas".

COMPARTIR NOTA