Jhonattan Acosta estaba siendo buscado intensamente por las autoridades. Según contó, lo aprendido en el servicio militar y los programas de supervivencia lo ayudaron a permanecer con vida.
La historia de Jhonattan Acosta es casi milagrosa, el hombre de 30 años fue buscar piedras preciosas junto a cuatro amigos en la selva de Baures, en el departamento de Beni (Bolivia), cuando se le perdió la pista.
El grupo se separó y quedaron de encontrarse en cierto punto a cierta hora, pero Acosta al no encontrar a sus amigos, se desorientó.
El hecho ocurrió el pasado 25 de enero, y para sobrevivir el joven prácticamente no durmió, se alimentó de gusanos y otros insectos, y estuvo alerta al acecho de los animales. Además, usó sus zapatos para captar la lluvia que cayó los primeros 15 días y así poder beber agua.
“Todos los días yo me levantaba y oraba a Dios”
Una vez rescatado, el boliviano de 30 años dijo que creía conocer aquella zona llamada popularmente como “la Montaña”, pero eso no sirvió de nada.
Y afirmó que lo aprendido en el servicio militar y los programas de supervivencia lo ayudaron a permanecer con vida por tantos días.
Además, llevaba consigo una escopeta que le sirvió para defenderse de los depredadores: un grupo de pecaríes, que son parecidos a los chanchos, intentaron atacarlo una noche.
“Todos los días yo me levantaba y oraba a Dios. Mi objetivo era llegar al río porque los diez primeros días tomé mi orina, no lograba conseguir agua ni fruta. Ya miraba negro y creo me había desmayado en dos oportunidades”, explicó a Radio Panamericana.