El insólito ataque que dejó loco a todo el mundo

Fue un martes del 2001 comenzando el día, exactamente a las 8.46, cuando el vuelo 11 de American Airlines se estrelló contra la torre Norte del World Trade Center en Nueva York, a la altura del piso número 80.

Tras la colisión, el fuego se propagó en lo que debió ser un tranquilo viaje entre Boston y Los Ángeles para los 81 pasajeros y 11 tripulantes a bordo. En un principio todas las informaciones dieron cuenta de un accidente.

Solo quince minutos después, cuando la televisión transmitía la llamarada de la primera torre para todo el mundo, el vuelo 175 de United Airlines chocó contra la torre Sur, a la altura del piso 40. Llevaba 56 pasajeros y 9 tripulantes, en ese minuto se confirmó la tesis de que era un atentado terrorista.

Pasada las 9 de la mañana el jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Andrew Card, informó al Presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, que se encontraba en una escuela de la localidad de Sarasota (en Florida), sobre la pesadilla que se vivía en Nueva York. Al momento de hablar con la prensa, Bush le atribuyó la responsabilidad a los terroristas y aseguró que no descansaría hasta dar con los responsables.

A las 9.45 el vuelo 77 de American Airlines cayó sobre el Pentágono dejando 184 muertos. A las 10 de la mañana se evacuó la Casa Blanca y se decretó alerta máxima en todo el país. Los edificios públicos fueron desalojados y se cerraron las fronteras. Incluso el avión presidencial (Air Force One) fue desviado y se dirigió hacia la Base Barksdale de la Fuerza Aérea, en Louisiana para proteger al Presidente.

A las 10 horas la Torre Sur, la segunda en recibir el impacto, se desploma y a las 10.10 el vuelo 93, el cuarto secuestrado, cayó en Pennsylvania, generando dos versiones. Una de ellas comenta que los pasajeros se opusieron a los terroristas y la segunda que la administración de Bush lo derribó.

A las 10.28 se derrumbó la torre Norte, matando a miles de personas y dejando a un centenar atrapado entre los escombros. El alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, ordenó la evacuación de la parte sur de la isla de Manhattan e intentó calmar a la población.

Según las cifras oficiales cerca de tres mil personas perdieron la vida, hubo seis mil heridos y 24 desaparecidos.

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