Hoy es el Día Mundial contra la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), achaque que afecta a uno de cada 100 mil cristianos, entre ellos al físico inglés Stephen Hawking.
También se le conoce como el mal de Lou Gehring y afecta a las neuronas que emiten señales a los musculines. Éstas se degeneran, mueren y dejan de dar órdenes a la musculatura, lo que causa debilitamiento y, a la larga, incapacidad para mover el cuerpo.
El kinesiólogo y docente Tomás Hernández, de la Universidad Mayor, dice que en cerca del 10% de los casos la patología es causada por un defecto genético y el 90% restante se desconoce su origen.
"La afección empeora lentamente y llega un momento en que los músculos en el área torácica dejan de recibir inervación y ahí se vuelve difícil o imposible respirar por sí solo", apunta el doc.
Aunque deje el cuerpo incapacitado para autovalerse, la sensibilidad e inteligencia de los enfermos no se ve afectada, ni tampoco el control de esfínteres.
El especialista enfatiza que los síntomas de la ELA por lo general aparecen después de los 50 años y quienes la sufren pierden la fuerza muscular y coordinación de sus movimientos. El cuadro empeora hasta que el afectado ya no puede moverse.
"Con el tiempo, la esclerosis hace que la persona sea incapaz de realizar actividades rutinarias como subir escalas, bajarse de una silla o deglutir, hasta llegar a la completa dependencia y postración", añade Hernández.
No se conoce un tratamiento para su cura, pero la kinesiterapia es una excelente alternativa paliativa, según el especialista.