El ocaso de Los Cipriano, pioneros de la pasta base

Si existiera un libro que describa la historia del narcotráfico en Chile, los Quezada tendrían asegurado un capítulo completo.

El legado de la familia Quezada, más conocida por su chapa de Los Cipriano, cambió el consumo en las poblaciones de casi todo Chile y transformó al piño en una de las más poderosas, aunque también las más odiadas de la zona sur de Santiago.

Cipriano del Carmen Quezada Flores, el patriarca, fue el primero en introducir la pasta base en el narconegocio, a fines de la década de los 80. Las transacciones subieron como la espuma, ante un producto más barato, de mayor adicción y más nocivo que la cocaína. De la Santa Adriana se fue a El Bosque, donde controló gran parte de la capital.

Pero el "Don" Cipriano aprendió tarde que la pasta base cuesta caro. Y su familia tuvo que pagar las consecuencias. Él, su esposa y tres hijos quedaron detenidos por el delito de narcotráfico y asociación ilícita. El patriarca también cumple una pena en Colina 2 por el homicidio de un feriante.

El único que quedó libre fue Pablo Quezada Lagos (29), (foto principal), conocido como el "Guatón Pablo", quien por un supuesto error de papeleo quedó libre sin pagar una condena. Hasta 2009 compartió patio con su padre en Colina y, según la investigación, continuó con el negocio tras la desgracia familiar.

PAGO

Fue tras las rejas donde Cipriano empezó a pagar por su pericia en el narcotráfico. En marzo del año pasado una riña entre internas del Centro Penitenciario Femenino terminó con la vida de su hija, Cecilia Quezada Lagos (24). Dos enemigas la atacaron con estoques y palos en el patio del penal. Murió desangrada, frente a los ojos de su madre, María Lagos Gatica.

La noche de la Navidad pasada, Mitchel Quezada Lagos y su hermano Pablo fueron embestidos por enemigos de la población Eduardo Frei, de El Bosque. "El Guatón" logró escapar, pero su hermano quedó gravemente herido. Su diagnóstico es lapidario: Podría quedar inválido.

DÓLAR

El único libre del clan era Pablo, quien - según fuentes de la PDI- posee una personalidad histriónica. En la fiscalía Sur consta que "El Guatón" usaba poleras con la imagen de un dólar bordada a mano.

La razón del billete no es al azar, pues el dólar era el "símbolo" de la familia. Todos los paquetes importados por la familia venían con ese signo.

Pese a que no tenía el grillete canero, Pablo vivía hace tiempo en la clandestinidad debido a las amenazas de muerte de bandas rivales.

Tras el escape de la encerrona en Navidad - de la que no libró su hermano- se fondeó en un condominio de Puente Alto. Hasta allá llegó la Brigada Antinarcóticos, pero ese día la suerte estaba de su lado y escapó.

Quezada se escondió en una casa de Melipilla, aunque la PDI lo tenía cortito. A fines de enero, 10 hombres del grupo de Reacción Táctica (ERTA) y 10 agentes encubiertos detuvieron su camino. Junto a él cayó su mano derecha y su polola. Llevaba un kilo de marihuana, ocho celulares y más de 70 lucas en monedas.

Al salir del cuartel, Pablo sacó a relucir su personalidad, tal vez como un saludo a su padre. "Mi familia es inocente. Yo soy el único que traficaba, los ayudaba a todos. ¡Mi papá me pedía plata! ¡Yo soy poh, yo soy el líder! ¡guaaaaaa!", gritó.

Ahora lo que queda de familia espera el inicio de un juicio por narcotráfico, bien lejos de su poderoso pasado.

CAYERON CON 212 KILOS DE DROGA, TOCOS TOP Y CELUS

A fines de mayo de 2009, tras un año de seguimiento, la fiscalía Sur y la PDI desarmaron las operaciones de la banda.

El operativo terminó con 18 detenidos en cuatro comunas. En total se incautaron 212 kilos de pasta base, 50 celulares y 8 autos.

La fiscalía asegura que la principal característica del grupo es la venta de droga al mayoreo y como minoristas, pues así controlaban el poder de las poblaciones.

Cipriano (en foto)y la cúpula de la banda serán enjuiciados por los delitos de tráfico de drogas, asociación ilícita, lavado de dinero y por infracción a la ley de armas y explosivos.

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