Tras ser ministro de Defensa, en 2011 dejó la primera línea política y se enfocó en sus negocios. Para el plebiscito de salida del pasado 4 de septiembre, reapareció durante la campaña del Rechazo. Ahora, le ofrecieron sumarse como candidato al Consejo Constitucional. Lo pensó y aceptó. El exsecretario de Estado habla de su vida privada y de sus focos con miras a la elección: “Cambiaría absolutamente el sistema de elección de los diputados”, dice a La Cuarta.
Jaime Ravinet empezó a jugar tenis cuando tenía 6 años. “Me gusta mucho, pero soy malo”, admite el exalcalde de Santiago. “Hago todo tipo de deportes, pero nunca he sido weno”. Además, se reconoce como un deportista “muy poco competitivo”, porque, tras años con el pecho en negocios y política, prefiere tomarse la actividad física como un “relajo”.
“El otro gran placer que tengo es ser abuelo”, dice a La Cuarta. Tiene siete nietos, de entre 6 y 22 años. “Soy un abuelo cuidador”, asegura. También “me gusta leer sobre política, negocios y economía”, cuenta. “Pero también me gusta mucho la literatura”, asegura y se define fanático de Gabriel García Márquez, José Donoso, Mario Vargas Llosa, Jorge Edwards, Emmanuel Carrère y Jorge Amado. “Me mantengo muy al día, me gusta mucho la novela, pero también los ensayos”, destaca.
Normalmente juega tenis cuatro veces por semana en el centro recreativo Balthus, en Vitacura. Parte temprano, entre 8:00 y 9:00 de la mañana. “Hace 40 años aprendí que jugar con amigos es un desastre, porque tenían reunión o habían farreado, y llegaban tarde”, admite. Por eso cuenta con un entrenador con quien disputa singles. “Siempre pierdo, pero es muy entretenido”, dice. Y los domingos se enfrenta a sus nietos más pequeños.
Sin embargo, esa rutina ha quedado de lado para el exministro de Defensa desde que se encuentra en campaña para consejero constituyente, ocupando un cupo como independiente en Evópoli. Su energía y tiempo está puesta en las elecciones del domingo 7 de mayo, con miras a una nueva Constitución.
Cuestionario
Mientras tanto, y primero que todo, desde el estudio de su casa, donde cientos de libros conviven con diplomas, medallas y fotos suyas con expresidentes de la República, responde al cuestionario del diario pop en clave tenística.
—Complete la oración: El tenis se parece a la política, porque…
—Porque los tenistas usamos el fair play. Me gustaría que Chile pueda volver a la amistad cívica, que uno pueda discrepar sin descalificaciones, ni mucho menos violencia.
—Un político con el que jugarías un dobles…
—(Luciano) Cruz-Coke juega bastante bien, y (Carlos) Ominami juega bien. La verdad es que en el deporte, como en la vida, uno tiene que ser bastante transversal.
—Un político al que te gustaría quebrarle el servicio.
—A (Presidente) Boric.
—Uno al que te gustaría tener en match point.
—La verdad es que no me gusta sacar a nadie del juego.
—Uno en el que confiarías a ciegas para que hiciera de juez.
—Ricardo Lagos.
—Uno al que le enseñarías a jugar tenis.
—A tantos... No sé si juegan, pero Ximena Rincón o Felipe Harboe.
—Un político que lo haría mejor de pasapelotas.
—Eso es el pasado, porque ya no encuentro a nadie que recoja pelotas —se ríe—. Tienes que recogerlas tú.
En materia
Tras su titularidad en Defensa del 2010 al 2011, Ravinet salió de la primera línea política y se dedicó a sus negocios. Sin embargo, ante el plebiscito de salida del 4 de septiembre del 2022, reapareció públicamente para apoyar una de las opciones sobre el ya desechado proyecto de nueva Constitución elaborado por la Convención.
—¿Por qué decidiste regresar a la política?
—Es un acto de responsabilidad y cariño por Chile. Estuve muy activo, después de muchos años, en el Rechazo, y eso fue una motivación para pedirle a la ciudadanía que rechazara el proyecto constitucional que era muy lesivo para Chile, muy malo. Me imagino que eso llevó a Evópoli a pedirme a fines de enero de este año que fuera como candidato a consejero constituyente.
Respecto a esta nueva arremetida en política, en un principio se mostró cauto: “Lo consulté con harta gente, entre ellos el Presidente (Ricardo) Lagos, (Eduardo) Frei y harta gente amiga”, relata. “Todos me dijeron que tenía que hacerlo, especialmente porque esta nueva Constitución tiene que ser algo que nos una, transversalmente, y requiere de experiencia, que fue lo que pasó en los convencionales pasados. A mis 76 años, es mi aporte de agradecimiento a lo que Chile me ha dado.
—Dependiendo de esta elección, ¿en el futuro te interesaría regresar de lleno a la política?
—No está en mis planes. No tengo ninguna aspiración.
—Entiendo que la idea de candidatearte fue del senador Luciano Cruz-Coke: ¿Qué te dijo?
—La idea formalmente me la planteó la presidenta de Evópoli, Gloria Hutt. Yo creo que Luciano influyó para que me lo pidieran. También tengo el apoyo del senador Manuel José Ossandón, que es Puente Alto y La Florida, lo que es muy importante. Y del diputado Francisco Undurraga, así que me siento bien respaldado; además de muchos amarillos y democratacristianos, que están fondeados pero apoyando.
—”Creo que se necesita una Constitución que nos una”, dijiste en Diario Constitucional. Es una frase que ha sonado mucho, ¿pero cómo se logra?
—Conversando, discutiendo, no sintiéndose poseedor de la verdad, ni con la actual cuota de soberbia que tiene la generación que está en el gobierno, y que lamentablemente inspiró a los convencionales. Chile progresó mucho en los años 90 y la primera década del 2020 porque fue capaz de generar grandes acuerdos. Y de eso se trata una Constitución, que tiene que proteger al ciudadano, pero a la vez generar las reglas del juego de la política. Eso es lo que busco, de manera que pueda haber un Presidente de derecha o izquierda, pero que represente al país y haga gobernable a Chile. Una de mis críticas más fuertes al proyecto de la Convención es que hacía ingobernable Chile. Chile es una nación, que es una mezcla de los pueblos originarios y de las corrientes migratorias de distintos países. Somos todos medios mestizos.
—Según La Tercera, en tu familia vieron con preocupación la candidatura… ¿Por qué?
—De partida estábamos todos veraneando —dice y se ríe—; yo soy el que los saca en lancha, el que juega tenis y los lleva de paseo en bicicleta. Me tuve que venir, así que mis nietos no estaban muy contentos. Y mi mujer (Ximena Lyon), que fue concejala de Santiago y me acompañó siempre en la alcaldía, veía que era un sacrificio y esfuerzo bastante grande. Me estoy levantando a las 6 de la mañana para volantear a los autos, y me estoy acostando a las 23:30 de la noche. Es un training que no estaba haciendo durante los últimos años.
Prioridades
—Vas por un sistema presidencial, pero con “roles importantes” del Congreso… ¿Cómo visualizas ese Congreso?
—Claramente bicameral. Creo que el Senado con sus 50 integrantes está bien concebido. Yo le daría más atribuciones, como, por ejemplo, para nombrar a los embajadores, y que no hayan los fiascos como el embajador de España o Brasil, que tengan acuerdo parlamentario. Tiene que tener un rol más de contrapeso. Soy partidario de que la Fiscalía Nacional, la Contraloría e Impuestos Internos (SII) no solo sean manejados por un director, sino por un cuerpo colegiado de cuatro o cinco miembros nombrados por distintos procedimientos, como el consejo del Banco Central. Es importante que haya una dirección más colectiva.
Sobre la Cámara Baja, plantea: “Cambiaría absolutamente el sistema de elección de los diputados. Exigiría más requisitos para los partidos políticos, de firmas de adherentes, un mínimo de 5 o 7% de la votación, y que además todas las elecciones internas sean fiscalizadas por el Servel”. Además, agrega: “Soy partidario de que los 150 diputados se elijan en distritos unipersonales a lo largo del país; eso va a generar, primero, que los partidos se pongan de acuerdo para llevar un candidato; y en segundo lugar, al diputado lo va a vincular más con sus electores”. Y tercero, tomaría de ejemplo a Francia: “El Congreso se elige dos meses después que el Presidente. ¿Por qué? Permite que el gobierno arme su coalición de diputados, al igual que la oposición. Y como decía Leonel Sánchez: ‘Que gane el más mejor’”, precisa.
—¿Qué rescatarías de la propuesta constitucional rechazada?
—Muy poco, lo encuentro un mamarracho jurídico. Pero siempre uno debe rescatar algo: soy partidario del reconocimiento constitucional de los pueblos originarios, en cuanto a preservar sus tradiciones, lenguajes, costumbres, y eso debe quedar contemplado. También la Constitución debe hacerle un gesto a las mujeres-jefas de hogar y cuidadoras, que hoy son muchas en Chile y están bastante desprotegidas. Creo que un adulto puede elegir libremente su sexualidad. Y un artículo que proteja, cuide y no discrimine al adulto mayor: el 20% de la población de Chile es mayor de de 60 años.
—Como tenista aficionado, ¿qué papel debe tener el deporte en una nueva Constitución?
—Creo que hay que hacer una enumeración contemplando la plena libertad del ser humano para el acceso a la cultura, el deporte y la recreación. Sin embargo, más allá de eso, no es posible. Creo en una Constitución breve.
—¿Y el tema medioambiental?
—Tengo una visión muy distinta a los convencionales pasados: creo que la Tierra está centrado en el hombre, en la raza humana. Siendo importante la conservación de la naturaleza y los animales, el centro es el bienestar y desarrollo del hombre. Por tanto, creo que es fundamental fomentar el crecimiento, desarrollo y progreso en armonía con el medio ambiente, pero no que el medio ambiente prevalezca sobre el progreso. (...) El tema de los glaciares depende mucho de la composición solar más que de lo que tú puedas hacer. El calentamiento global está generando muchos más problemas en los glaciares que el ser humano.
—Pero el calentamiento global es acelerado por el ser humano.
—En parte por el ser humano, pero también por fenómenos atmosféricos, que no son controlables por el hombre. Desde que se inventó el fuego, estás depredando el medio ambiente. Salvo que quieras volver a la Edad de Piedra, siempre tendrás que balancear el progreso con el cuidado de los mares, el agua y la naturaleza.