El verdadero "Machuca" contó la segunda parte de su historia de vida

Religiosamente, cada cinco años, Amante Eledín Parraguez asiste a las reuniones de los ex alumnos de la generación 1974 del colegio Saint George. Todos sus compañeros lo saludan con afecto y algunos le dicen "hola, Machuca, quiubo", porque fue él quien inspiró a Andrés Wood para hacer su película más famosa.

Cuando Parraguez estaba en el Saint George gracias al programa de integración de gente de escasos recursos, su timidez lo hizo refugiarse en la literatura y escribió un libro con sus vivencias.

Luego, cuando ya era un docente de Lenguaje y Comunicación del Saint George le tocó ser profesor jefe del hijo de Andrés Wood y de varios de los retoños de sus compañeros y comenzó a gestarse la inmortalización de su historia de vida.

"Yo vivía en un campamento a la orilla del río Mapocho, en el sector de Las Condes. En esa época era puro campo y cerca de mi casa vivían los monjes Trapenses. Mi papá era jardinero, analfabeto igual que mi mamá, pero a mí no me iba mal en el colegio. No era mateo, pero hacía las tareas. En 1968 me ofrecieron ir a este programa de integración pero no fui al examen, así que no fue sino hasta 1970 que entré al Saint George", contó a La Cuarta el verdadero "Machuca".

"Todo era distinto. Yo era muy tímido porque tenía miedo a embarrarla. Mis compañeros hasta tenían gestos distintos, se arremangaban las camisas de una forma especial, hablaban raro y usaban chaquetas Lee que importaban del extranjero, igual que los discos de Cat Stevens que tanto se escuchaban en la época", relató.

"En el colegio no me gustaba que me interrogaran, pero a veces el padre Gerardo lo hacía y uno tenía que responder. No quedaba otra y ese momento se retrataba muy bien en la película. En esa época el colegio tenía una granja en la que podíamos trabajar y contaba como ramo. Obviamente todos los 'Machuca' éramos buenos para eso y ayudábamos a nuestros compañeros. Ellos a cambio nos enseñaban inglés que era lo que más nos costaba", prosiguió.

Pero tal como aparece en la película, con el golpe de Estado el programa de integración del colegio fue abruptamente cancelado y la vida de Amante Eledín Parraguez volvió a cambiar. escribiendo así lo que podría ser la segunda parte de su película.

"Me tuve que ir del colegio y los curas me ayudaron para llegar al San Ignacio de El Bosque. Allí tuve la suerte de ser compañero de curso de Felipe Berríos, quien después se transformó en un gran sacerdote jesuita", contó.

"Machuca" salió del colegio, entró a estudiar pedagogía en la Universidad de Chile, se graduó, hizo un postgrado en Portland, Estados Unidos, se casó y tuvo dos hijos.

"Yo tuve la suerte de estudiar gratis. En esa época te pedían la colilla de sueldo de tu papá y de acuerdo a lo que ganaba te cobraban, no como ahora", narró el profesor que dejó el Saint George buscando la libertad.

"Me gustaba hacer clases en el colegio, pero me sentía un poco encasillado. Por eso hace nueve meses me fui y ahora hago clases a estudiantes de primer año de Pedagogía en la Ucinf y a profesores ya titulados en la Unidad de Desarrollo Profesional Docente. Siento que gané en libertad", dice con alegría.

Gracias a su historia de vida, Amante Eledín Parraguez tiene claro qué hacer para mejorar la educación.

"Por supuesto que los profesores tenemos que hacernos responsables y mejorar nuestro nivel cultural, de lectura y de investigación. Pero también el Estado debe hacerse responsable poniendo, por ejemplo, bibliotecas de calidad en cada colegio municipal. Y finalmente la familia debe apoyar a su hijo en los estudios para motivarlos. Sólo así llegaremos a la educación que todos soñamos", concluyó con esperanza, la misma que tuvo cuando entró al Saint George con un poco de temor y que ahora revive gracias a su labor como profesor.

"LA BICICLETA PARA MÍ ERA REPRESENTACIÓN DE LIBERTAD"

"Recuerdo que una vez estaba en la casa de uno de mis compañeros, esas en las que mi papá iba a jardinear, y en un garaje vi una bicicleta como las de la película, colgada en una muralla. Apenas la vi me imaginé estar montado en ella y volando. Representaba la libertad y en la película se reflejó muy bien eso.

- ¿Y lo de la leche condensada, fue tan así, que dio su primer beso dulce?

- No fue tan así, pero en mi libro yo sí lo escribí como una metáfora del despertar sexual. Nosotros hicimos algo parecido en un taller de fotografía que teníamos y donde invitábamos a nuestras compañeras.

- ¿Cómo le iba con las mujeres en su época escolar?

- Me iba más o menos nomás. Ellas eran muy peloláis, como se dice ahora. Rubias, de ojos azules. Para nosotros eran como unas princesitas, inalcanzables. Una vez hicieron una kermesse en el colegio cuando llegaron las niñas en 1972. Con mis amigos "machuca" nos armamos de valor y fuimos. Pero a la primera sacada a bailar me dijeron que no. Fue traumático.

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