El verdadero origen de la frase "Estamos bien en el refugio los 33"

SANTIAGO.- Aquella tarde del 22 de agosto del 2010 el mundo entero contuvo la respiración y después estalló en alegría, cuando se supo que los 33 mineros que quedaron atrapados a 700 metros de profundidad en la mina San José estaban vivos.

La noticia llegó a la superficie en un papel de ocho centímetros de ancho por 22,2 de largo, con el texto escrito con un marcador rojo que decía: "Estamos bien en el refugio los 33".

Cuando justo se cumplen dos años desde aquel día, LaCuarta.com chachareó con el redactor de la frase que dio la vuelta al planeta y de frentón le preguntamos si ésta era de verdura, si la crearon entre todos o sólo había salido de su mollera.

Ojeda, bien franco, nos soltó que las palabras fueron de él, pero que no eran tan propias. "Es que cuando comencé a trabajar lo hice para Codelco en Rancagua. Siempre se hacían simulacros de incendio y el que se comunicaba por teléfono debía responder de una y sin parar tres preguntas: ¿Hay heridos?, ¿Dónde están? y ¿Cuántos son?", nos relató.

José confesó que nunca pensó que algún día ese entrenamiento le serviría tanto y en una situación tan peluda, pues estuvieron 17 días enterrados sin que nadie supiera de ellos. "Créame que mantener la cabeza clara era muy difícil, pero me salió y punto", explicó el "Corazón de Minero"

LOS FANTASMAS NO DESAPARECEN

Los 33 mineros que permanecieron encerrados durante 70 días conversaron en más de una ocasión acerca de cómo serían los primeros meses, después de ser rescatados. Tenían clarito que al principio serían la niña bonita de la fiesta y que después todo volvería a su lugar.

José como otros de sus compañeros ha regresado varias veces a la mina, recibe un aporte del Estado y otro de la Asociación Chilena de Seguridad, pero "igual hay que trabajar porque si la plata falta hay que poner el hombro no más".

En diciembre encontró pega en la mina El Tambillo cerca de Coquimbo. "Mire al principio en la superficie y de a poco ingresando a la mina, pero en febrero tuve un tropezón y entré en crisis. Volví y hace sólo unos días me volví a poner malito y ya no pude más".

El séptimo minero en ser rescatado el 13 de octubre del 2010, sospecha que esta vez el siquiatra le va a poner un parelé a su actividad de minero. "Si no puedo volver, tendré que conformarme e inventar algo", reconoce.

- Pucha la payasá ¿en qué le gustaría ganarse los porotos?

- No sé todavía. Buscar otro rumbo es complicado y a pesar de mi salud (es diabético) esto es lo que yo sé hacer.

- ¿Oiga y ha recibido piticlines por la famosa frase inscrita a su nombre? 

- (Se ríe) No, nunca. Ojalá algún día pueda ser.

- La señora de su colega, Mario Gómez, dijo que el papel no era verdadero.

- ¡Ah, sí! Es que estaba muy limpio comparado con los otros que llegaron amarrados a la barra, pero sí es el que yo escribí.

- ¿Nunca ha vuelto a tener el mensaje en sus manos?

- El año pasado, porque ahora está resguardado en una caja fuerte. Lo trataron para que durara muchos años y en el mes del minero, ahora,  lo sacan y se puede ver en el museo de Copiapó. El resto del año hay una copia.

- ¿Y cómo está el cucharón? ¿Ya tiene dueña?

- No, vivo con mi sobrina. Las mujeres creen que como uno se hizo conocido, nada en plata y a esas hay que alejarlas. Estoy tranquilito esperando. Sí total espere más de dos meses enterrado… como no voy a tener paciencia ahora.

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