Por estos días dicen que en África prohibieron mostrar la carita de chicha de Paul Gascoigne, porque da más sed. A sus 41 cañazos infernales, el gurú, capitán general y führer de los futbolistas carreteros, llenó portadas y portadas por un supuesto suicidio con olor a botiquín y luego por andar mendigando en pelota.
Convertido en una cebolla en escabeche en dos patas, tocó el fondo de la mamila cuando los colegas del The Sun sapearon que "Gazza" andaba tan poto en las callecitas de Londres que luego de pedir limosna se metió a un local tratando de comprarse un Ferrari de 40 mil lucas gringas. Y eso no hubiera sido na', pero al ex seleccionado se le cayó el pantalón y por andar a lo gringo mostró el maní inerte por culpa del wiscacho.
CON RAZÓN
Hasta ahí nada nuevo en la gozadora vida del rey del litro, que bien podría ser como el "Señor Miyagi" de nuestro imberbe "Pini-ron, cuyo hígado no tiene ni la mitad de kilometraje que el del inglés.
Pero la prensa inglesa averiguó que tanta sed tenía una causa y en el caso del viejo Paul se llama Bianca, su hijastra que se ha mandado tantos pasteles que el hombre no halla qué tomar para olvidar las vergüenzas.
Con sólo 22 añitos, la tonta la rompió en Inglaterra por el manso forro con que ganó el reality "La isla de los famosos" y por ser igual de hot que la recluta Gallego. Por algo el pobre Paul se agarró a cachamales nada menos que con Liam Gallagher, cantante del grupo Oasis, que le sacó en cara que tenía una hija con taxímetro. Feo, ¿no?
Por eso Gascoigne quiere quitarle el apellido. No ve que lo puede dejar mal parao.