Esta semana, los dos imputados por el homicidio y desmembramiento del empresario volvieron a los tres sitios claves de la investigación.
La mañana de lunes 3 de enero de 2022, el empresario Pedro Carrión (49) compartió con sus parientes en su casa de Algarrobo, donde había pasado las fiestas de fin de año. Le dijo a su esposa que tenía que viajar a la capital, ya que debía hacerse un PCR (aún en pandemia) para descartar el contagio de Covid, ya que en 10 días debía someterse a una operación de hernia.
Después de eso pasaría a la bodega de su negocio en Recoleta, donde se iba a juntar con José Luis Yáñez (41), quien le pagaría $ 30 millones en efectivo.
Según información policial, empresario y comerciante (ambos vinculados al rubro carnicero) no alcanzaron a estar más de seis minutos dentro de la bodega cuando se registró la salida de la camioneta SUV de propiedad de Yáñez. El exiguo encuentro fue una de las primeras cosas que levantó sospechas.
En primera instancia, el Ministerio Público concluyó que Yáñez y Carrión habrían salido desde el domicilio comercial del segundo hacia la comuna de El Bosque, donde el primero tenía una carnicería.
Así al menos lo reflejaban las diligencias realizadas por la Brigada de Investigaciones Policiales Especiales (Bipe), las que permitieron establecer que durante, esas horas, ambos estuvieron juntos (en base a la georreferenciación de sus teléfonos).
Sin embargo, una vez confirmada la desaparición del empresario, el comportamiento de José Luis generó varias dudas: el sujeto comenzó a mantener constante comunicación con la familia de Pedro, a quienes incluso les habría mostrado boletas, casi como exponiendo una coartada.
En base a las pistas descritas, fue detenido y formalizado. Nunca confesó, pero quedó en prisión preventiva.
Macabros detalles del crimen
Pasarían varias semanas para que la verdad saliera a la luz: Yáñez había llegado acompañado a reunirse con Carrión. Si bien en las cámaras de vigilancia no se logró advertir, al interior del vehículo iba escondido Pablo Solís, otra pieza clave del crimen.
De acuerdo a la indagatoria, el segundo involucrado actuó en coordinación con su jefe (José Luis Yáñez) para matar a la víctima, desmembrar su cuerpo, esconderlo y asegurar así su impunidad.
La Fiscalía también concluyó que ambos sujetos ingresaron previamente al negocio de Pedro Carrión. La planificación de los imputados incluyó efectuar un corte de luz en el recinto, de manera de evitar ser grabados por las cámaras de seguridad de la empresa. Asimismo, habían acordado asfixiarlo para dejar la menor cantidad de huellas posible.
Cuando la víctima llegó al lugar, lo abordaron y le cubrieron la cabeza con una bolsa plástica. Semiinconsciente, lo llevaron contra su voluntad hasta la carnicería de Yáñez, ubicada en la comuna de El Bosque, donde procedieron a golpearlo en distintas partes del cuerpo y a asfixiarlo hasta provocarle la muerte por sofocación. Una vez fallecido, fue desmembrado con sierras de la carnicería.
Dos días más tarde, por instrucción de Yáñez, Solís trasladó los restos humanos hasta la comuna de Quintero, enterrándolos en un recinto de propiedad de su hermana para asegurarse de no ser descubiertos. Pese a sus oscuros deseos, finalmente se vio acorralado por la PDI y confesó todo. Incluso señaló dónde se encontraba el cuerpo.
Según el fiscal José Tomás Abarca, de la Fiscalía Centro Norte, Pablo Solís reveló la supuesta motivación del crimen: “Señala que José Luis ya había planificado hace un mes, o tenía deseos de matar a Pedro a Yamil, que era un socio de Pedro. Estas dos personas tenían intercambio comercial de carne y José Luis pensaba que siempre lo estaban ‘cagando’ con los precios que le hacían pagar por los productos”.
Al igual que su jefe, Solís quedó en prisión preventiva en febrero de 2022.
Reconstitución de escena
Este miércoles, a dos años del crimen, se realizó la reconstitución de escena en los tres lugares claves.
Catalina Carrión (24), hija de Pedro, presenció a la distancia el trabajo liderado por Fiscalía y compartió los detalles con La Cuarta.
“Ayer fueron las tres reconstituciones de escena. Una en calle México (Recoleta), donde lo secuestraron; luego en El Bosque, donde lo mataron; y luego en Quintero, donde lo enterraron”, explicó.
Asimismo, señaló que “en Recoleta lo sacaron dos (personas), en El Bosque no sabemos cuántas personas participaron en el desmembramiento, y a Quintero fue un chofer y Pablo (Solís). Hay dos detenidos, pero hay un tercero que es el conductor, a quien están investigando”.
Junto con observar parte del procedimiento, Catalina y sus cercanos aprovecharon de gritarle a los imputados. Principalmente a Pablo.
“Nunca habíamos tenido la oportunidad de hablar con ninguno de estos tipos, nunca los habíamos tenido de frente, y como sabíamos que arriba del furgón nos iban a escuchar todo lo que gritáramos, le gritamos al Pablo más que nada, porque sabemos que él fue mandado y que está colaborando con la investigación. Sabemos que está nombrando a todos los que necesitamos que nombre”, precisó.
“Al José Luis también le gritamos que entregaran al autor intelectual”, complementó Catalina, dando cuenta de la tesis que barajan como familia: un exsocio de su padre, sería el verdadero cerebro del crimen.
Según reveló, se trata de un sujeto que “anda viajando por el mundo y que está haciendo su vida normal. Se quedó con toda la plata de la empresa de mi papá, con vehículos y muchas cosas”.
“Empezó a hablar”
Volviendo a la reconstitución de escena, la joven contó que “Pablo no quiso hablar nada en México, pero cuando salió y se subió al furgón comenzamos a gritarle ‘Pablo, estamos contigo’, ‘Pablo confiesa’. Pablo se dio cuenta que la familia estaba con él y en El Bosque empezó a hablar y a confesar todo lo que había pasado”.
¿Qué dijo concretamente? “Ahora estamos esperando el informe con las grabaciones, está todo grabado”, aseguró.
Por su parte, José Luis no estaría cooperando. “Me dice PDI que él miente todo el rato. Dice que a mi papá lo saludó, le pasó la plata y se fue, y que no es como dice el Pablo. Nosotros como familia y el fiscal nos dimos cuenta que Pablo sí está cooperando, así que vamos a llegar a un acuerdo con él”, adelantó.
“A Pablo lo han intentado matar dos veces adentro de la cárcel, y nosotros como familia mandamos a pedir medidas de protección para él, porque a nosotros nos sirve mucho”, complementó.
Piden pena máxima
Por lo pronto, la familia de Pedro Carrión espera con ansias el mes de mayo, cuando comiencen los juicios condenatorios.
“Nosotros como familia exigimos la máxima pena sin derecho a beneficio”, precisó Catalina.
En relación al supuesto autor intelectual, hasta ahora no hay pruebas sólidas para proceder a una detención.