El obrero de la contru Juan Rivera (57) junto a su mujer están instalados con camas y petacas desde el 3 de septiembre en los cerros de La Pampilla, de Coquimbo. Lo increíble es que su casita está a menos de 30 minutos, en el sector de Tierras Blancas.
"Es una tradición familiar, hace más de 20 años que nos instalamos y antes lo hacían nuestros padres y abuelos. Se juntan más de 25 personas entre hermanos, tíos, sobrinos, yernos y paracaidistas...".
Así, sentado con su chupalla, Juan contempla la magia pampillana: "Acá nos entretenemos viendo cómo cada día llegan más carpas donde se instalan los vecinos", explicó.
Si de comida se trata, hambre no se pasa. Ya está preparado el disco para los porotos, y una especialidad de la casa: El cordero vivito que está esperando para su faena y que terminará asado al palo, sin olvidar las desdichadas catorce gallinas que merodean el sector, con una pinta de cazuela que se huele a lo lejos.