Luis de Agustini jugó el año pasado en Deportes Concepción, donde gracias a la buena campaña del arquero nacido en Uruguay, el club de segunda división llegó a la final de la Copa Chile.
Por la poca plata que ganaba el meta de 34 años dejó la institución y ahora espera ofertas. Eso importaría poco, si no fuera porque defendió el arco de la selección de Libia y entabló amistad con el hijo futbolista de Muammar Gaddafi.
De Agustini partió en Peñarol, luego pasó al Liverpool y desde ahí llegó al Al Ittihad, de Trípoli, donde jugó las temporadas 2002-2004, 2006-2008. En el club compartió camarín con Al Saadi Gaddafi; pelotero apitutado que también pasó por la liga italiana.
Luego de nacionalizarse, Luis nos contó que jugó 15 partidos por la selección africana y se convirtió en una celebridad.
La realidad que vive su país adoptivo lo desconcierta. Contó que "Gaddafi es muy querido, y no soy el único que dice eso. La gente por todos lados tiene la foto de él en cuadros, en locales comerciales, con sus lentes que siempre usa. En todas partes le agradecen sus años de mandato".
BUEN NIVEL
Preocupado por lo que veía por la tele, dijo que "hace dos semanas hablé con un amigo de allá y me dijo que estaban tranquilos, que no pasaba nada, pero no he podido volver a comunicarme con él"
- ¿Y por qué surgieron las revueltas?
- No sé cuál es el tema de lo que está pasando. Gaddafi ha dado mucho a su país, yo estuve en Trípoli y ahí la mayoría lo adora. No sé lo que pueda pasar en otras ciudades.
- ¿La población tiene un buen nivel de vida?
- Los sueldos han subido un 150 por ciento. Cada familia tiene dos o tres autos, no pagan impuestos, la gasolina es casi gratis, está cambiando al país y abriendo las puertas a todos los extranjeros. No sé por qué están pasando tantos problemas si Libia intentaba ser una nueva Dubai, por su gran infraestructura.
Luis sólo una vez se topó con Gaddafi, en una ceremonia deportiva, y le pareció un tipo sencillo.
Con Al Saadi carreteó varias veces, y recordó que la cuestión no era tan simple como partir en auto y tocar el timbre de la casa de su amigo. "Siempre me venían a buscar sus guardaespaldas porque el tema de la seguridad era muy importante. No he vuelto a hablar con él, y ahora menos", recordó.
El arquero que guarda buenos recuerdos de su paso por Chile ve difícil volver a defender el arco de Libia, y ahora que el país es blanco de una recachá de potencias bélicas, con menor razón.