En el bar nudista Eager Beaver, en Florida, la ex agente del FBI Erin Grant (Demi Moore) baila sensualmente en un fierro para poder juntar el billetón necesario que le permita recuperar la custodia legal de su hijita Ángela.
Aunque a la peli no le dio para el Oscar, la potente escena de "Striptease" quedó grabada en la sesera de millones de califas en el mundo entero.
Hoy el "baile del caño" es grito y plata en nuestro terruño. Lo practican pirulas dueñas de casa, jóvenes universitarias y profesionales ABC1.
Las clases son impartidas por el coreógrafo Antonio Henríquez en el mítico night club Passapoga.
El profe, que además trabaja en la revista de Che Copete con Kenita Larraín, partió "endiucando" en el arte del poste antioxidable a las mismas chiquillas del famoso local. Luego continuó su noble tarea pedagógica con las actrices Katty Kowalesko, María Paz Grandjean (la chica del Dragón en el film del Rumpy) y Alejandra Herrera. Actualmente le enseña a una veintena de mateas alumnas, entre abogadas, doctoras y azafatas, que lo practican para dejar incluso al marido más mustio listoco para una ardiente sesión de lucha grecoromana.
TONIFICAR
Pero las féminas no sólo bailotean agarraditas del tubo con afanes cochinones. Las sensuales cátedras también sirven para tonificar músculos, alisar guatitas y endurecer cucus.
"La mujer chilena en su vida ha tomado un fierro. La idea es que aprendan a sacarse la ropa, jueguen con sillas y bailes sexis. Al principio les cuesta pero luego se sueltan. Comienzan a realizar gestos con la cara y a agarrarse bien", señaló Henríquez.
Para el coreógrafo, con tres meses de practica la mujer queda tiquitaca para levantarles hasta los vellos de la oreja a sus piernos.
Cada clase de una hora cuesta 16 luquitas. Incluso algunas clientas ya han instalado caños en sus propios palacetes para levantarle el ánimo a sus tórtolos diariamente.
"La idea no es que sean profesionales, pero sí que aprendan a hacer la posición invertida sobre el caño. Que caminen sensual", dijo el suertudo maestro.
POPULAR
Desde marzo el coreógrafo del Passapoga promete que los cursos de zangoloteo en el caño serán accequibles hasta para la dueña de casa más humilde. Se espera que las mamurris cambien el cucharón de la olla por un sensual colaless.
"Bajaremos los precios porque todas tienen derecho a ser más sensuales", filosofó Toñito.
Ronald Henríquez M.