José Alejandro Tapia Cortés había viajado desde Llay-Llay hasta Santiago para presenciar el partido entre la U de Chile y Colo Colo.
Consternación provocó la noticia de que el hincha de Colo Colo, José Alejandro Tapia Cortés, falleció presuntamente a manos de un grupo de fanáticos de la U de Chile, después de que finalizara el Superclásico en la noche del domingo 10 de enero.
El joven tenía 28 años y había viajado en un bus arrendado con otros entusiastas del fútbol para llegar al Estadio Monumental en Santiago desde Llay-Llay.
Ya estaban camino a casa cuando, según el subprefecto de la Brigada de Homicidios Sur de la PDI, Rodrigo Muñoz, el grupo que iba en el bus decidió bajar a una botillería y tuvieron un encuentro violento con otras personas que llegaron también al lugar en al menos tres vehículos.
Esto fue lo que pasó.
Cómo asesinaron a un hincha de Colo Colo tras el Superclásico
El violento hecho sucedió cerca de las 11 de la noche en la comuna de San Miguel, en la intersección de avenida Departamental con Autopista Central. En el lugar, había una botillería y minimarket donde el grupo de hinchas de Colo Colo decidió bajar antes de continuar su camino a Llay-Llay para abastecerse de comida y bebida.
“Por lo que se dice, ellos bajaron a una botillería y ahí los agarraron”, relató Gonzalo, el hermano de José Alejandro Tapia, en conversación con Chilevisión. “Siempre iba a la cancha a ver al Colo, pero nunca había tenido un problema de esta magnitud”.
Según la PDI, los atacantes (que se presume son hinchas de la Universidad de Chile) llegaron en tres vehículos al lugar donde estaban comprando: “Ahí se produjo un altercado y como resultado de ello, se efectuaron impactos balísticos, resultando dos personas lesionadas, el fallecido y un segundo lesionado de 32 años”.
El alcalde de Llay-Llay, Edgardo González, aseguró a LUN estar consternado por el lamentable desenlace de la pelea y agregó que el grupo de hinchas fueron agredidos “con piedras, arma blanca y también con armas de fuego”.
Pese a que las dos personas estaban heridas por bala, volvieron a subir al bus y continuaron su viaje hacia Llay-Llay (que estaba a 88 kilómetros de Santiago) porque se habrían sentido “perseguidos” por los atacantes.
Un grupo de amigos de la víctima alcanzó a la micro en un vehículo particular y la llevaron por su cuenta a un hospital donde finalmente falleció.
“Una de las cosas que se investigan es por qué la micro se vino a Llay-Llay y no lo llevó a un centro asistencial más cercano”, agregó el edil.
Además, sobre el fallecido, dio a conocer que “no era casado y vivía con sus padres y hermano. Estaba titulado y tenía trabajo estable. Era un chiquillo bien sano, sin ningún tipo de antecedentes penales”.
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