Es de verdad: Anita Aedo gana mirando para atrás

Harto chúcara nos salió Anita Aedo, la única jocketta profesional chilena que le da duro a la hípica en los distintos hipódromos chilensis.

Y no es chiste lo que les contamos, ya que esta guapa que le pone firmeza a la fusta se enamoró de golpe de la profesión hace 18 años. Tan galopante ha sido su carrera que la guapa es la destacada de esta semana en la campaña Gracias Por Estar con la que Mutual de Seguridad CChC quiere homenajear a los trabajadores de Chilito.

Anita iba con sus papis de chiquitita a las carreras de caballos, pero cuando se fue a vivir al sur dejó de ir a los hipódromos. Pero una vez que fue con su mami a un local de apuestas vio una tele y lo decidió: ''yo quería estudiar biología marina, pero al ver esa tremenda pantalla de televisión con los caballos, fue un amor a primera vista'', recuerda.

Le dijo a su taita que su camino iba por el lado de los pingos y no de los pescados.

Su papi la llevó a un hipodromo donde se montó en el macho y dijo que ella sabía cabalgar porque lo hacía en el campo de su tata. Naaaa. Ni el tata tenía campo ni ella sabía montar. Así que de puro chúcara no más se subió a un pingo y empezó. ''Partí engrupiendo a los preparadores'', cuenta muerta de la risa. Un año dos meses después, dándole duro al entrenamiento, estaba compitiendo. Su primera tarde de carreras llegó en el lugar 7 y 9. Después de un par de reuniones sacaba su primer triunfo. Fueron 29 ese primer año. Seca.

Con ese currículum se vino a Chago desde Conce y entró a una escuela de jinetes. Y ahí pa adelante su historia se llenó de galardones.

-¿Cuál es el momento más lindo de tu carrera?

Sería egoísta. El debut nunca se olvida. Tal vez mi primer clásico en Viña del Mar en el Sporting, un clásico grupo 3. Corrí un caballo de rebote que pagaba mucho, era botadito y gané. Y la gente estaba de pie aplaudiéndome cuando llegué. Lo sentí como un derby. El cariño del público es impagable.

-¿Y el peor?

Los accidentes han sido los momentos más difíciles. Soy muy creyente y Dios ha estado conmigo y no me ha abandonado. Me perforé un pulmón y me fracturé unas costillas, pensé que me   moría. Estuvieron a punto de jubilarme por un daño al tobillo, pero me operaron tres veces.

-¿Pensaste tirar la toalla?

¿Retirarme? Nunca. No quise. Le lloraba al doctor que me volviera a dejar cabalgar. Me dio depre por la posibilidad de no volver a correr.

-Tú eres la única jocketta chilena y hay solo tres corriendo acá. ¿Qué tal trabajar en un mundo de puros hombres?

Machismo en el trato no he sentido. Mis colegas me eligieron para representar a todos los jinetes en el Consejo Superior de la Hípica. No me he sentido discriminada por la autoridades ni nada. En lo que sí lo he sentido es en las oportunidades, porque propietarios o preparadores no siempre quieren darle opción a una mujer. Contra eso hay que luchar. De todas formas, me siento una privilegiada.

-Tú tienes un hijo. ¿Te seguirá los pasos?

Ignacio tiene 14 y de chico quiso ser jinete. El año pasado hablamos y le dije que prefiero que estudie y él quiere ser jinete. Llegará el momento en que tenga que decidir. En Chile hay cerca de 180 jinetes y no a todos les va bien. Es mucho sacrificio en comparación a la compensación. Se arriesga mucho, los jinetes top pueden ganar. Y no me gustaría que pasara aprietos.

-¿Te arrepientes de tu elección?

Si volviera a nacer, lo volvería hacer. Los caballos, correr, la adrenalina, no se puede describir. No es ser valiente, se trata que me gusta tanto lo que hago que sobrepasa eso. Amo lo que hago con todo mi corazón.

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