¿Es o se hace? Lo lanzarán al mar más amarrado que sistema binominal

Corría julio de 1985 y Gerardo Parra, alias el Mago Oli, realizaba su máxima prueba de escapismo en el programa El Festival de la Una. Mientras figuraba encadenado en el interior de un tambor de agua, el truco falló y Parra casi se ahoga. Tuvo que ser socorrido en pantalla ante la mirada atónita del mismo Enrique Maluenda.

El accidente quedó en la retina del público como uno de los más grandes condoros en un set de TV.

Con ese temor tuvo que luchar casi un año el campeón nacional de magia escénica 2007, Antony Blakar, onda que los auspiciadores y autoridades marítimas le dieran la pasada para realizar su espectacular acto en la zona cero del muelle de Antofagasta.

"Es un truco de escapismo que está muy dejado de lado en Chile. El accidente del Mago Oli, en la tele, dejó muchos miedos en las autoridades y en los propios magos", se quebró como un pizarreño Blakar.

El Houdini de Antofa reflexionó como un filósofo griego sobre el gran camino que debió recorrer en busca de apoyo para su acto extremo. "Un año estuve convenciendo a la Armada para que me autorizara. 'Voh tai más loco', era lo primero que me decían", contó a La Cuarta en plan tallero.

Incluso su familia le pinta los simios cada vez que puede. "Tengo 4 hijos que me ruegan todos los días que desista de mi odisea", añade.

GUAAAA

El riesgoso truco que esta vez no será auspiciado por Salsital ni guitarras Tizona, se llama "El baúl de la muerte". Durante la performance que se realizará este mediodía, el masoca campeón pretende enrollarse con diez metros de cadena y cerrado con seis candados. Blakar permanecerá atado dentro de un saco y para más remate estará encerrado en un baúl asegurado con media docena de candados extras que la misma gallada asistente deberá cerrar. Luego deben quebrar las llaves en su interior.

No contento con esto, el Oli nortino espera que lo tiren al mar con cajón y todo. Una vez sumergido cinco metros bajo el agua, el escapista jura de cúbito abdominal que en menos de un minuto y medio se liberará de su prisión acuática para respirar aire puro.

Dos buzos tácticos de la Armada estarán al aguaite para rescatarlo y mandarlo al toque al hospital más cercano. ¡Glup!

F. Catalán / R.Henríquez

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