La historia de Chile tiene varios condimentos que la hacen sabrosa: es polémica, está llena de relatos populares y, según el escritor nacional Jorge Baradit, tiene personajes para ponerlos en un altar.
Uno de ellos es Carlos Condell, comandante de la goleta Covadonga que, el 21 de mayo de 1879, le dio guaraca a la fragata Independencia, el buque blindado más bacán que tenía la armada incaica, en la Guerra del Pacífico.
Las proezas del marino, de origen peruano-irlandés, cumplen con todos los requisitos para ser considerado un héroe nacional, Sin embargo, los libros de historia lo relegaron a un segundo plano y ese ninguneo tendría una explicación.
“Carlos Condell, que fue el único que ganó en ese combate, es dejado de lado porque era un zorrón carretero y se optó por Arturo Prat, porque era más austero, un hombre de familia y recatado”, aseguró Baradit.
De acuerdo a lo que el escritor le señaló a La Cuarta, “Condell estuvo a punto de ser oficial de la marina peruana. Se retiró dos veces de la armada chilena y estuvo cerca de ingresar a la incaica. Por ese motivo, habían antecedentes que hicieron poco recomendable convertirlo en héroe nacional”.
Y como buen hombre de mar, el comandante de la Covadonga se las traía cuando llegaba a puerto. “Es descrito como un joven disipado. Ahora no era tan raro para la marina de la época, porque los jóvenes pasaban muchos días en un barco y cuando recalaban eran prácticamente obligados a ir a una casa de remolienda para descargar energías. Y ahí nos encontramos con que Condell era un zorrón y Prat un macabeo”. sapeó con mucho respeto.
Humanos
Cuando Baradit lanzó su primer libro “La Historia Secreta de Chile” juró de ombligo que su idea consistía en humanizar a los personajes que forjaron nuestra independencia o fueron claves en momentos importantes que marcaron al país; es decir, quería dejar en claro que eran personas comunes y corrientes, como cualquier terrícola.
“Me interesa que la gente se conecte con lo que fueron. Ellos no eran semidioses, sino personas con luces y oscuridades, con odios y porquerías”, aclaró.
Argumentó que “la historia no solamente son los grandes acontecimientos, sino los hechos cotidianos que viven las personas”. Por esa razón, fue contra viento y marea para desmitificar a un Bernardo O’Higgins guatón, que odiaba que le dijeran “guacho”, o a un Diego Portales que se casó con una menor de edad.
Respecto a la parada que tiene el escritor criollo, el director del Centro de Estudios Chilenos, Pedro Godoy Perrín, aseguró estar pochito por la mirada distinta que le da a personajes típicos y momentos políticos de nuestra historia.
“Me parece una postura muy interesante, digna de aplausos, porque remueve el conformismo criollo, nos muestra la luminosidad y las zonas oscuras de nuestro pasado”, soltó.
Hay más
En los últimos 12 meses, los títulos de Jorge Baradit “La Historia Secreta de Chile” se convirtieron en éxito de ventas en todas las librerías del país. Y su creador, tiene claro el porqué.
“Este libro tiene vocación popular. Modifiqué mi prosa, que era más barroca, compleja y experimental. Yo quería que la gente lo leyera”, sapeó el escritor.
¿Y habrá tercera parte? ¡Sí, pueh! Él mismo se encargó de señalar que ya se encuentra en labores para completar la trilogía.
“En ese libro se concreta mucho más una idea que vengo arrastrando desde el primero, que se trata de uno de los errores más grandes en la enseñanza de la historia de Chile, que deja fuera a protagonistas sociales. Hemos dejado fuera movimientos obreros, trabajadores en general, profesores, artistas y un montón de grupos que construyen la historia”, sapeó.
¿Algún adelanto? Por ahora es un completo misterio, pero Baradit estima incluir a Juan Emilio Recabarren u otros personajes sociales, como Violeta Parra.
Calfucurá y la banda sangre
Si bien tiene su origen al otro lado de la Cordillera, Juan Calfucurá fue un lonco que supo organizar al pueblo mapuche y dejó con churretera a los gobiernos de Chile y Argentina.
¿La razón? “Fue una especie de Arturo Pendragon de América del Sur. Un rey que unificó (a los mapuches), se elevó encima de todos los loncos y llegó a tener una especie de imperio, que iba desde el Atlántico al Pacífico”, sopló.
Baradit sostiene que hubo momentos en que Calfucurá, quien se chantaba un poncho de color rojo y, sin querer, simulaba la camiseta de River Plate, se entendió directamente con los presidentes de Chile y Argentina, donde demostró el poder que tenía. “Pero estos son hechos que la historia esconde para que no se les vaya a ocurrir la idea de volver a tener un pueblo así, porque Calfucurá organizó un estado”, concluyó Baradit.
La admiración chilena por el régimen nazi
Cuando Hitler le declaró la guerra a Polonia y los gobiernos de Francia e Inglaterra se le fueron encima, el presidente de la época, Pedro Aguirre Cerda, se mantuvo neutral. Sin embargo, la sociedad de la época le puso las fichas a los nazis hasta el momento que se supo del holocausto.
“Chile siempre ha sido germanófilo. Piensa en la colonización alemana del sur, la manera en que pusieron a producir la tierra, los adelantos que trajeron, su eficiencia propia fue admirada en el país y, posteriormente, se introdujo la instrucción prusiana en el Ejército”, juró de guata.
En las dos guerras mundiales, los gobiernos criollos siempre tuvieron dramas, porque en Ottolandia eran consumidores de materias primas chilenas y encasillarse en un bando podría traer complicaciones en lo económico. “Eso sí, Chile siempre ha tenido admiración por lo alemán e incluso antes de declararse la Segunda Guerra Mundial en el país se tenía admiración por la Alemania nazi”, aseveró.
Allende y los bustos presidenciales
Cuando la Fuerza Aérea se lanzó a bombardear el Palacio de La Moneda, en 1973, el Presidente Allende se salió de sus casillas y comenzó a pitearse los bustos de presidentes criollos guardados en uno de los salones.
“Cuando estaba la crema, le pidió a unos de sus acompañantes que le ayudaran a destruir todo y les dijo ‘rompan todos, menos los de Balmaceda y Pedro Aguirre Cerda, porque son los únicos que valen la pena’”, sapeó.
Manuel Rodríguez: un rockstar
Si hay un personaje que tuvo una sabrosa historia dentro del período de la Independencia, ese fue Manuel Rodríguez Erdoiza.
“Era lo que consideramos hoy en día como un guerrillero, alguien que con pocas armas y piquetes pequeños de personas atacaba y sembraba el terror en el enemigo. Fue una persona muy valiente, inteligente y aventurero: el primer rockstar de nuestra historia”, aseguró Baradit.
Y eso no es todo. El escritor terminó de describirlo como “un gallo entretenido, chistoso, tocaba la guitarra, era el rey de la fiesta. Y cuando debía salir, se subía a su caballo y era lo más parecido al ‘Zorro’”.