"Escuadrón Cascabel Verde" recibió a Noelia en Quillota

Con la impresionante velocidad del rayo, la incontenible fuerza del trueno y la infinita ternura de una esponjosa y suave nube, la "Brigada Cascabel Verde" de Carabineros acudió volando, cual cigüeña desde París, a auxiliar a una afligida mamita embarazada que sufría síntomas de pérdida, en Quillota.

El maternal procedimiento policial comenzó tras una desesperada llamada telefónica recibida en el nivel 133, donde la asustada mujer pidió ayuda a los uniformados ante el temor de no alcanzar a conocer a la pequeña que creció tan cerquita de su corazón.

Luego de la alerta telefónica, personal de Carabineros de la Cuarta Comisaría de Quillota se trasladó como flecha a atender a la aterrada chiquilla, quien se encontraba al interior de su palacete de calle La Capilla, en el sector rural de El Boco.

Al llegar al lugar, la aperrada patrulla a cargo de la cabo 1º Sandra Cárdenas Correa y el cabo 1° Luis Araya Flores cachó altiro que la nerviosa María Isabel Aravena (32) estaba en la quemada para dar a luz.

Como los tensos minutos pasaban, ya era cerca de las 21 horas del miércoles y la ambulancia que pidieron los uniformados aún no asomaba ni siquiera la nariz, los cabos Cárdenas y Araya tuvieron que engrupirse en el papel de matrones y apechugar nomás con el complicado parto.

Aplicando al pie de la letra los variados conocimientos para este tipo de emergencias que les instruye la institución verde, la cabo Sandra Vargas se arremangó la camisa, se lavó bien las manitos y recibió con todo el cariño del mundo a la apurona criatura.

"Es la primera vez que tengo que asistir un parto, pero los conocimientos uno los tiene. Yo hice el curso el año 94, en el grupo de formación Los Andes, y ahí hay enfermeras que nos enseñan qué hacer", explicó la poli.

Para no ser menos, el cabo Luis Araya asistió de cerca a su colega, le dio consejos técnicos a la orilla del campo de juego e incluso cortó el cordón umbilical cuando la pitufita finalmente salió de la tibia cunita que la albergó por casi 9 meses.

"Fue todo bien rústico, amarramos el cordón umbilical con los cordones de los zapatos de mi colega", agregó la uniformada.

Afortunadamente, tras el improvisado trabajo de parto de emergencia, la chiquitita nació a la pinta, midió 49 centímetros y pesó dos kilos 870 gramos.

"Fue emocionante, más que nervioso. Los nervios vienen después. Uno en el lugar lo único que quiere es que la guagua y la mamá estén bien. Una es mamá, tengo una hija, y uno ya sabe qué hacer con un bebé", comentó la cabo Cárdenas.

Luego del nacimiento, la chicoca y su mamá fueron derivadas hasta el hospital San Martín de Quillota, donde ambas se encuentran internadas en buen estado de salud, esperando ser dadas de alta durante el fin de semana.

"Luego de esta experiencia me encantaría volver a asistir un parto. Es muy rico, muy confortable como mujer", finalizó chocha la uniformada.

Cuando la tensa situación por fin tuvo un final feliz, y con el orgullo que solo una princesita puede entregar, María Isabel Aravena agradeció la ayuda prestada por los efectivos de Carabineros.

Fuentes cercanas a la familia soplaron a La Cuarta que evaluaban seriamente bautizar a la recién nacida como "Paquita", aunque finalmente la mamá decidió ponerle el lindo nombre Noelia.

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