“Escuchábamos a la gente que gritaba”: Michelle Bachelet revivió su paso por Villa Grimaldi y encuentro con Mamo Contreras

Michelle Bachelet recordó su paso por Villa Grimaldi.

La expresidente permaneció cautiva en este centro de detención y tortura durante más de una semana en 1975.

“Yo era de las juventudes socialistas”, recordó la expresidenta Michelle Bachelet. “Acá nadie conocía la existencia de Villa Grimaldi, ya que “había partido hace poco tiempo antes”.

Antes, respecto a cómo llega a estar detenida en uno de los mayores centros de detención y tortura durante la dictadura, conto que “habían tomado preso a un grupo del MIR, y a una de las chicas la torturan y menciona a mi madre”.

Por aquel entonces, en 1975, según relató a Iván Núñez en conversación para 24 Horas (TVN), vivía en un departamento ubicado en Américo Vespucio con Apoquindo, donde se hallaba junto a sus sobrino y su cuñada que vivía en Australia. De pronto, alguien tocó el timbre.

Aparecen dos señores que eran un capitán y un comandante, y nos dicen ‘Bueno, somos de la DINA’”, narró. “Le dicen a mi mamá que sabían que ella ayudaba al MIR y, por lo tanto, tenemos que irnos con ella”.

En tanto, “por otro lado suena el teléfono y era mi pareja, quien era el jefe del Partido Socialista”, detalló. “Teníamos como una sigla para decirle que estaba en problemas”, así que “le digo ‘Fulanita va a Dinamarca’, que era un poco obvio”. Por lo tanto, “ahí entonces supieron, nos metieron a un auto, nos pusieron la venda y nos trajeron acá”, aseguró.

La incertidumbre de Ángela Jeria

Así, en el mismo recinto (pero separadas) que sus madre, Ángela Jeria, permaneció la exautoridad de la ONU durante unos diez días, con los ojos vendados, para luego se trasladada al campo de prisioneros Cuatro Álamos, para finalmente ser liberada y partir al exilio. Mientras permanecieron cautivas, no sabían si la otra seguía con vida.

Eso sí, una feliz coincidencia calmó a la mamá: “Nos dejaban ir al baño un par de veces y, bueno, hay una historia muy bonita”, aseguró la hija. “Mi mamá no sabía nada de si estaba viva o no”. Sin embargo, “en algún momento nos dejaron que laváramos la ropa en el baño”, detalló. “Y a mi mamá la llevan al mismo baño y ve mi ropa”, por lo que “entonces dice: ‘Está viva’”.

Bachelet recordó la violencia a su alrededor: “Nosotros escuchábamos a la gente que gritaba cuando las ponían en la parrilla eléctrica”. Acto seguido, detalló que “a la gente la amarraban en una especie de catre metálico y le aplicaban electricidad en distintas partes del cuerpo, y les tiraban agua para que fuera más fuerte la conducción”.

Eso sí, aclaró que “a mí no me aparrillaron”, a pesar de que igualmente fue víctima de “maltrato y abuso en el sentido físico, pero no llegó a eso”.

Tras enfrentar una serie de interrogatorios sobre su vida estudiantil y su militancia en el Partido Socialista, reconoció a una figura clave del régimen en esos años: “En medio de eso, llega el que yo supuse que era el Mamo Contreras, el jefe de la DINA”, contó. “Yo estaba vendada, pero podía identificar la voz y la contextura física”.

De repente, el uniformado en cuestión, lanzó: ‘Ah, esta no es nadie, la pueden liberar”.

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