Esta es de esas comedias livianitas, fáciles de digerir y que tienen la estructura justa para lograr su objetivo ciento por ciento: hacer reír y pasar un buen rato, no le pida más porque no lo habrá y lo que entrega, lo entrega muy bien con Adam Sandler a la cabeza.
Cuando aún era adolescente, Donny (Adam Sandler) tuvo un hijo, Todd (Andy Samberg), y lo crió como padre soltero hasta que Todd cumplió los 18 años. Luego se separaron hasta que el destino, por esas movidas que tiene, los volvió a unir: resulta que el padre está hasta la coronilla de las deudas y va a pedirle ayuda a su retoño, que es todo un empresario.