"Espejo" inteligente lo ve y sabe de una si es buen o mal cliente

Un sistema de reconocimiento facial que permite personalizar la experiencia de un cliente en el retail ya es realidad en nuestro mercado: sabe cuándo entramos por última vez a una tienda, qué compramos y nuestros gustos. Y ojo, que también identifica a "mecheros" y avisa si estamos morosos.

La biometría, el reconocimiento facial y la personalización de las experiencias es algo que está cada vez más naturalizado en el mundo digital. Claro que casi siempre en situaciones más personales (desbloquear el teléfono, por ejemplo), pero es cuestión de tiempo para que se aplique a las más distintas y comunas tareas de nuestra vida.

En Chile, ya es una realidad entrar a una tienda y que, apenas pongamos nuestro rostro en una pantalla, esta sepa quiénes somos, qué hemos comprado y cuáles son nuestros gustos, pudiendo incluso generar ofertas que van de la mano con nuestros intereses o importantes regalos y descuentos, con los que premian la fidelidad.

Todo gracias a la startup nacional Facenote, que desarrolló un programa de reconocimiento facial que mejora la experiencia de consumo de los clientes.

"Nosotros comenzamos aquí, y ahora ya tenemos una oficina en Nueva York. Lo que nos tiene muy contentos es que ya ingresamos a una tienda en Santiago", nos cuenta Sheila González, directora de marketing de la empresa, que es pionera con este servicio en Abcdin.

Para que se haga una idea de cómo funciona este sistema, es el futuro mismo, y así lo describe González. "Es algo similar a lo que pasa cuando Tom Cruise entra a una tienda en 'Minoroty Report', y le dicen 'bienvenido, señor Nakamoto'".

La finalidad

Lo que se busca con este "espejo inteligente" es que el trato a los compradores sea personalizado y ameno, incluso si estos no son clientes de la tienda "amarrados" con una tarjeta, pero sí muy buenos y habituales consumidores.

En palabras de Sheila, el plan es este: "¿Se imagina que entra en su tienda favorita de ropa, y los vendedores saben su nombre y sus gustos?, o ¿que cuando entre a una tienda una vendedora le dijera: 'Hola, Francisca, ¿qué tal te quedó el vestido que te llevaste para el matrimonio?', eso es lo que se busca con esto", explica la ejecutiva.

Claro que también cumple otras funciones vitales para la empresa que las contrate: identifica a "mecheros" (con fotografías proporcionadas por la seguridad de la tienda) y es capaz de identificar -con la misma información que un usuario va dejando en el sistema- si este es moroso o si tiene algún crédito pre-aprobado.

¿Invasión a la privacidad?

Según la directora de marketing del proyecto, la intención jamás será que el cliente de las tiendas se sienta pasado a llevar en su privacidad. "Esto es opt-in, esto significa que es la persona la que decide si quiere ser reconocida o no (ver recuadro). Nosotros no tomamos la imagen de nadie que no quiera. En eso somos sumamente éticos, y cumplimos rigurosamente con la normativa GDPR (regulación y protección de datos) de respeto a la privacidad", asegura.

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