Manuel Pellegrini comenzó su carrera como deté bailando con la fea, tras enviar a la "B" al club de toda su vida: la "U" en 1988. Pero tras años de esfuerzos y apuestas, el "Pelle" está a punto de tocar el cielo pa' y bajar una de las estrellas más lindas.
Es que el discípulo más adelantado del difunto director técnico Fernando Riera puede coronar su primera temporada en Inglaterra, ganando la Premiere League, un torneo que jamás ha logrado un adiestrador nacido fuera de Europa.
Pero para llegar a este punto decisivo, el chileno de ojos azules ha tenido que recorrer un camino muy largo y no sólo con los "Citizens", con quienes ya ganó la Capital One Cup 2013-2014, sino una ruta sacrificada dónde nada le ha resultado sencillo. Si sólo hay que acordarse todo lo que fue basureado por los medios españoles por no ganar la liga con el Real Madrid, a pesar de sumar 96 puntos.
Contra la corriente
De pocos, "pero buenos amigos" como Arturo Salah y Fernando Díaz, como señaló en una de sus últimas entrevistas para La Cuarta, Pellegrini siempre fue contra la corriente, tal vez por ser bien educado, contar con un título profesional y ser bueno pa' la pega. Algo que muchas veces incomodó a un medio dónde la tónica era entrenar a puras sesiones de "tontito" y tenis-fútbol.
Incluso en los años 90 fue criticado por el medio nacional, especialmente por Eduardo Bonvallet, por no tener carácter para ganar títulos, tras perder ante la "U" los títulos del 94' y 95', con la Católica de Néstor Gorosito y Alberto Acosta.
Pero en vez de echarse a morir y tirar mala onda pa'l lao, el Ingeniero partió a dirigir la Liga de Quito en Ecuador y en su primer intentó logró el título en la mitad del mundo.
Llegan los éxitos
De ahí pa' delante comenzó a cosechar éxitos, entre los que cuentan los títulos en Argentina con San Lorenzo y River Plate; y luego su paso exitoso por los modestos Villarreal y Málaga, a los cuales clasificó por primera vez en su historia a la Liga de Campeones de Europa.
Aunque no todo ha sido felicidad para Sir Pelle, ya que durante el 2013 vivió dos grandes penas con la partida de su padre Emilio Pellegrini en abril y de su mamita, Silvia Ripamonti, tres meses después.
A pesar de la dureza de quedar sin sus papis, Mañungo se levantó y asumió el desafío con el City, donde hoy puede darle una alegría a los Sky Blues si derrota al West Ham.