El territorio asiático ha sido la sede de constantes enfrentamientos entre civiles y agentes de seguridad del Estado, una situación que explotó a partir de un alza en los precios del gas licuado.
El inicio del año ha sido violento en Kazajistán. Desde el pasado 2 de enero, una serie de manifestaciones se tomaron las calles del país asiático, luego de que su presidente, Kasim-Yomart Tokáyev, anunciara un alza en el precio del gas licuado, es decir, el combustible más usado por los autos de dicho territorio.
Frente los constantes enfrentamientos entre civiles y agentes de seguridad del Estado, el mandatario ordenó a la policía que dispararan “a matar”, un situación frente a la que organismos internacionales como la ONU manifestaron su desaprobación.
En medio de aquel estallido político y social, el mandatario de Kazajistán se reunió este sábado con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, quien ante este complejo escenario le había manifestado su apoyo a través del préstamo de 70 aviones militares y un equipo de soldados entrenados para combatir.
En la instancia, Tokáyev le manifestó a Putin que su país está “avanzando hacia la estabilización” y expresó su agradecimiento por el soporte militar que le ha brindado a su gobierno para enfrentar las protestas.
Según informaron a través de un comunicado oficial, el exjefe del Comité de Seguridad Nacional de Kazajistán, Karim Massimov, fue detenido por las autoridades de dicho país bajo sospechas de traición, misma situación a la que debieron someterse otros funcionaros gubernamentales sobre los que aun no se revela su identidad.
Hasta la fecha, los conflictos en el país de Asia central ya acumulan decenas de manifestantes muertos a manos de agentes de seguridad del Estado, mientras que cientos de ellos han resultado heridos.