La historia es más o menos así: un espía ruso con altos conocimientos en informática adquiere una identidad falsa y se vuelve nativo de un país en vías de desarrollo, con el oscuro objetivo de ingresar a los Estados Unidos sin despertar sospechas.
Lo que parece un guión de película de James Bond es en realidad la investigación de la PDI y la Fiscalía, que pesquisan quiénes ayudaron a Alexey Ivanov (37), miembro del Servicio de Inteligencia Extranjera (SVR) ruso y continuación de la antigua KGB, para transformarse en Andrés Alfonso Vilches Carvacho (33), un chileno medio rucio con domicilio en Ñuñoa.
El espía, que según la investigación de la PDI arrancó de nuestro país a fines de junio del año pasado, tenía carnet y pasaporte chilenos, pero a juzgar por sus rasgos, el SVR no cachaba una sobre las facciones típicas de los chilenos.
Ivanov posee nariz prominente, labios delgados y boca ancha, orejas pegadas al lóbulo y frente amplia. El poco pelo que le queda es crespo y rubio. ¡Súper chileno!
De acuerdo a una publicación del sitio The Clinic, el espía ingresó desde Argentina el 21 de septiembre de 2008, acompañado de otra espía con la chapa de "Sandra".
En el país trasandino Ivanov recibió la identidad diplomática de Andrei Semenov, que lo hizo cruzar la cordillera sin problemas.
En Chile, "Semenov" sacó nacionalidad chilena. ¿Sus datos? Andrés Alfonso Vilches Carvacho, identificado con el RUT 22.253.145-3, nacido y criado en la comuna de Ñuñoa, quien llegó al mundo el 4 de mayo del '78. Los documentos fueron acompañados con un acta de atención de parto, fue firmada por 2 testigos chantas.
Según los datos recabados por la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI), con esa nacionalidad "Vilches" habría viajado a Estados Unidos sin despertar sospechas de los servicios secretos gringos.
"Vilches" estuvo casi dos años en nuestro país adquiriendo la cultura chilena para así pasar desapercibido en Norteamérica, pero en junio del año pasado huyó debido a que el FBI desbarató una red de espías en Manhattan y Nueva York (ver abajo).
El espía ruso hace rato que no está en nuestro país, pero lo que queda es dilucidar un gran misterio: ¿Cómo pudo validar un carnet y certificado de nacimiento chilenos? Todo apunta a que "Vilches" tendría grossas conexiones en el Registro Civil.
Al respecto, el nuevo ministro de Justicia, Teodoro Ribera, ordenó un sumario en la institución para determinar responsabilidades.
"Los hechos darían cuenta de un eventual caso de corrupción de un funcionario público, quien le habría proporcionado un documento público a un ciudadano extranjero que ya no está en el país", advirtió Ribera.
Por su parte, el fiscal Nacional Sabas Chahuán expresó que los hechos darían cuanta de un "eventual caso de corrupción de un funcionario público". La investigación será llevada por la Fiscalía Sur.
El próximo martes 2 de agosto, la Comisión de Control de Inteligencia de la Cámara de Diputados recibirá al director de la ANI, Gonzalo Yussef, para que informe sobre los antecedentes del caso.
RICARDA ANNA CHAPMAN ESTÁ METIDA EN EL TETE
En los documentos liberados por el FBI en su sitio web se encuentran los detalles de una operación que sacó de circulación a 11 espías rusos que operaban en Estados Unidos.
La investigación reveló que los espías rusos tenían la chapa de Richard y Cynthia Murphy, Michael Zottoli, Patricia Mills, Juan Lazzaro, Mikhail Semenko, Donald Howard Heathfield y Tracey Lee Ann Foley. Todos vivían en las estratégicas ciudades de Nueva Jersey, Nueva York, Washington, Boston y Virginia.
Junto a ellos también cayó Anna Chapman (29), que luego de la detención fue deportada a Rusia debido a un acuerdo de cooperación e intercambio de detenidos.
La joven, que se hacía pasar por empresaria, se hizo famosa en todo el mundo e incluso posó para revistas de hombres.
En el grupo trabajaba la periodista peruana Vicky Peláez y Christopher Metsos, el único que escapó.
El FBI revisó las pertenencias y contactos de la red de espionaje. Antes de dar la alerta, el espía chileno arrancó sin destino conocido.
La agencia norteamericana revela que lograron interceptar los notebooks y celus de la banda, para luego hacerse pasar por falsos espías rusos y darles una "entrega" que resultó ser una trampa. La operación completa se extendió por varios años.