Este Perrito no se cansa de proteger a los reporteros pop

La fauna periodística de La Cuarta es inclasificable. En su redacción se pasean, entre otros especímenes, un payaso sin maquillaje, el doble colorín del líder norcoreano Kim Jon-un, un veterano de mil guerras con cierto aire a Sean Penn, un peladito calcado a Nicolas Cage y el clon pirulo del "Pajarito" Valdés. Todos, incluido un mimo con bigotes y el Manolito Neira de la fotografía, buscan con esmero un golpe intergaláctico. Y la mayoría, cada vez que tiene una duda profesional o personal, acude a otro de los personajes que adornan el diario sabrosón: el Perro.

No se urja, querido lector. Tenemos algunos delirios y peinamos la barbie, pero aún no le hablamos en cuatro patas a un animal. Nuestro mentor es Ariel "Perro" Morales Meza (56), el titán más antiguo de La Cuarta: lleva 26 años retratando noticias y estrafalarios personajes con su gran angular agudo y picarón. Es un reportero gráfico con más historias que el piano de la Tía Carlina y que conoce de pé a pá la evolución del periódico más querido de Chile.

El fortachón, pero sensible fotógrafo, llegó al diario pop el 4 de diciembre de 1988. Era un tierno coludo que ya había enterrado huesitos en un diario ecuatoriano y en La Tercera. "Éramos como los 12 del patíbulo en los inicios: buenos para hacer la pega, pero muy desordenados", cuenta la versión chilena de Bud Spencer.

Al toque hizo dupla con el histórico periodista policial José Manuel García. Trabajaban juntos desde las 7 de la mañana hasta las 20 horas. "Y luego nos juntábamos en el desaparecido bar El Marino a tomar leche con plátano y  seguir hablando de las noticias del día. Porque desde un principio La Cuarta se conformó como una familia, y es algo que no ha cambiado", precisa el fotógrafo,  casado, padre de una hija, abuelo de mellizos y tío político del "Cachupín", el editor más fashion de nuestra pega y del Paseo "Borde Ñuble".

Porotazos

Con García y su colega Iván "Murdock" Rojas vivió una experiencia memorable. El 18 de mayo de 1990 iban a la "pesca" en un móvil del diario y se toparon con un asalto de un grupo de subversivos armados hasta los dientes a una sucursal del Banco de Chile, en Vicuña Mackenna con Porvenir.

Rojas, como buen orate, se tiró al suelo desde el vehículo y retrató a la lautarista Marcela Rodríguez, a quien posteriormente llamaron la "Mujer Metralleta". 

"Me quedé atrapado en el auto porque mi puerta estaba con seguro para niños. Saqué muchas fotos, pero le doy crédito a Iván. Él sacó las mejores. Fue un momento muy intenso y complicado", cuenta Morales, con la humildad y sabiduría de un perrito que sabe, no como otros...

La Cuarta vivía años de gloria con sus portadas policiales. Y Ariel sólo disfrutaba de la pega, sin enterarse mayormente del éxito comercial. "Sabíamos que al diario le iba bien, pero no había estudios que demostraran que era el más leído, como ahora... nosotros sólo trabajábamos y ayudábamos a la gente: conseguíamos veterinarios gratis para los que llegaban con sus animales heridos al diario, y más de alguna vez le armamos el funeral a los finaditos que no tenían ni uno", relata.

Como si fuera poco, Morales y García libraron de la cana a un pobre inocente. A principios de 1991, cachó en la tele a color que un joven era culpado del bestial ultraje y asesinato de una menor. Informaban que el acusado, por arrepentimiento, enterró una cruz confeccionada por él en el mismo lugar donde ultimó a su víctima. Luego, decían, oró y enterró la señal. "A la mañana siguiente fui al juzgado con un periodista y conté la verdad. La cruz la confeccioné yo para marcar el sitio exacto del crimen  y para mostrar nuestra solidaridad hacia el dolor de otros padres. Era una vieja tradición  de los reporteros policiales", explicó. Posteriormente, cayeron cuatro personas por el estremecedor asesinato.

Bigotón

El "Perrito" es de verdad. Y por eso no sólo cubría temas policiales. También obtuvo sus triunfazos en el mundo deportivo.

Las hizo de orégano en cuatro Copas América y viajó a los mundiales de Francia 1998 y Sudáfrica 2010, donde le sacaba fotos hasta a las moscas.

Y fue en uno de estos certámenes donde se anotó el tremendo porotazo. En la Copa América de 1996, en Uruguay, fotografió al deté Xavier Azkargorta en una camilla tras sufrir un preinfarto. La Roja había quedado eliminada y las lenguas viperinas atribuían el soponcio al exceso de tensiones por el fracaso.

"Cuando me vio sacándole fotos me gritó un par de garabatos. Parece que estaba estresado. Yo sólo cumplía con mi pega", precisa.

Porque para el “Perrito” esta pega es una pasión. No cualquiera la puede ejercer. “Algunos colegas han perdido esposas y familias por falta de tiempo. Yo encontré una fórmula para que no me pase lo mismo: cada vez que debo salir por muchos días dejo un póster mío de 2 metros en la casa”, chacoteó.

- Cuéntese otra papita, poh.

- Recuerdo cuando le saqué una foto al empresario Horst Paulmann en un trono. Estábamos en una pauta en el Easy. Salió en el diario y luego nos llamaron de su empresa para felicitarnos.

- Wena. ¿Qué características debe tener un reportero para triunfar en La Cuarta?

- Ser locos lindos y apasionados, pero con una cuota de timidez, para pasar piola.

- Estamos de acuerdo.  Y a  todo esto, ¿por qué le dicen “Perro”?

-Porque soy fiel a mis amigos, a mi señora y a mi pega. Pero cuando me atacan, muestro los dientes. ¿Te quedó claro?

- Como el vodka tónica. Me retiro. Un gusto ladrar con usted. 

Testigo privilegiado del único “basureo” al “Chino” Ríos

Morales ya tiene cuero de chancho en esta pega. Ha sido testigo de terribles accidentes, desmoralizantes derrotas deportivas y del sinuoso y tambaleante viaje de la farándula criolla.

Pero hay un hecho que recuerda con mayor interés. Una anécdota protagonizada  por un periodista con menos visión que Mister Magoo y el inigualable Marcelo "Chino" Ríos.

"Eran los inicios de los 90 y cubríamos la Copa Milo. Un periodista llegó todo canchero y le dijo al Chino: recuerda que tenemos una entrevista, papá. Ríos lo miró, se dio vuelta y le chispeó los dedos,  muy al estilo de él. Obviamente, el periodista se picó y le dijo a los demás colegas: este cabro no tiene ni un futuro, weón. Cada vez que nos reunimos con ese grupo de amigos nos matamos de la risa con la anécdota", contó.

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