Tras el violento hecho del que fue víctima el hermano del Presidente, en Mucho Gusto repasaron el momento, instancia en que el conductor tomó la palabra.
Durante la tarde, el hermano del Presidente Gabriel Boric, Simón, fue agredido en las cercanías de la Casa Central de la Universidad de Chile, con patadas y combos por un grupo de sujetos que ya fueron detenidos.
Los agresores eran todos mayores de edad, y uno de ellos incluso tenía 33 años. El violento hecho fue ampliamente difundido y generó un rechazo transversal.
Ya con el paso de las horas, mientras en Mucho gusto (Mega) repasaban lo ocurrido, el conductor José Antonio Neme tomó la palabra para entregar una reflexión de lo ocurrido, en busca de un porqué para este tipo de situaciones.
“No puedo dejar de pensar, al ver a todos estos señores de veintitantos años, en cómo la educación pública en Chile se ha transformado en una suerte de desperdicio permanente de talento y choreo de valores”, lanzó. “Me parece que esto es un síntoma respecto de algo mucho más profundo”.
Pero antes hizo una aclaración: “No estoy llamando a justificar ni a mirar a estos como unas pobres palomitas”.
Con todo
Sin embargo, continúo:
—Qué hemos hecho mal, y creo que la respuesta está súper clara, para que hayan grupos de este tipo, y que no son aislados... No es que Simón Boric iba caminando a las 4 de la mañana por un callejón... El hermano del Presidente, o cualquier otra persona, estaba caminando por la principal arteria de país a las dos de la tarde.
“Hay una lógica aquí”, profundizó, “que va más allá de todos los temas que hemos discutido durante el último año a razón del proceso constitucional”. Y luego declaró:
—La educación debe ser el más importante junto con la salud. Porque lo que vemos aquí es que la educación pública ha producido, en parte, generaciones de personas desadaptadas, por alguna razón... ¿Cuál es la función de la educación en un país? Precisamente entregar herramientas de realización personal y de contribución social. Es todo lo contrario de lo que vemos aquí.
Eso sí, respecto a este caso concreto: “Son delincuentes y tendrán que pagar por lo que hicieron”, recalcó.
—Pero no puedo dejar de preguntarme por qué están ahí, y no están en un taller de algo, jugando un videojuego, haciendo algún deporte —remató—. Hay una matriz social, pero preguntémonos también, porque este no es un hecho aislado (...) Tenemos que llegar a un mínimo consenso de que hay una pieza fundamental del desarrollo social que en Chile no ha tenido atención suficiente, o atención ninguna.
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