Con estos datos nada ni nadie le amargará una Pascua feliz

La Navidad es la época del año donde afloran un montón de sentimientos en la personas. Por un lado están los que felices disfrutan esta fecha, por la oportunidad de reunirse y compartir en familia una rica cena, cantar los pegajosos villancicos y abrir los cerros de regalos. Pero, por otro, se encuentran los que asocian estos días con la angustia, soledad y frustración por no cumplir las metas en la pega, la pérdida de un ser amado e incluso la muerte de una mascota.

A esto se suma el convulsionado movimiento comercial. Todos corren por las tiendas vueltos locos para conseguir el regalo más top, y así evitar dejar con el rostro de tres metros al hijo, pareja, amigo secreto o quien tenga al lado. Acá aparece el vil dinero, ese que muchos no tienen en el bolsillo o debajo del colchón.

A la mayoría de los chilenos no les queda otra que encalillarse hasta con el casero del barrio para ponerle el pecho a las balas a todos los gastos que aparecen cuando el calendario ya llega a su fin.

Regalos más o regalos menos, cada vez nos damos cuenta de que el verdadero sentido de la Navidad, ese que según los ciristianos es la celebración del nacimiento de Jesús, la que bendice al planeta entero y para entregar paz y amor a todos por igual, se enfrenta cada vez más al consumismo.

En esta nota, hablaremos de cuatro factores que inciden negativamente en la gente, y cómo darle una vuelta a una posible "infeliz" Navidad.

La falta de un ser querido genera angustia y depresión

Muchas personas están pasando por un mal momento en estas fiestas de fin de año, o porque están solas o han sufrido algún "proceso de duelo", ya sea muerte o enfermedad de un familiar, separación conyugal, despido, entre otros. La depresión no estaría relacionada directamente con la Navidad en sí, más bien derivaría de la vivencia personal respecto a la "incapacidad de cumplir con las expectativas y exigencias que estas celebraciones implican y que ya se mencionaron anteriormente (tanto a nivel social como religioso). Por tanto, y de acuerdo a los rasgos de personalidad del individuo, este podrá reaccionar con una respuesta depresiva o de estrés ante el mismo estimulo = Navidad", explica la psicóloga de Clínica Avansalud, Gianna Haquin.

Además, es posible apreciar que se agudizan ciertas sintomatologías asociadas a cuadros de Estrés y Depresión, como también algunos rasgos de personalidad ya existentes, tales como: obsesivos, evitativos, antisociales y narcisistas, entre otros.

"La reacción (estrés o depresión) que presenta cada individuo ante las demandas que impone tanto la sociedad, como los niños (hijos, sobrinos, etc), dependerá directamente de los rasgos de personalidad de cada uno", acota la profesional de Avansalud.

Los chilenos gastan lo que no tienen en puros regalos

De acuerdo a una encuesta realizada por el estudio jurídico Defensa Deudores, el 72,6% de las personas declara que ha tenido problemas económicos para solventar los gastos de Navidad y, a su vez, el 52,1% reconoce que ha caído en situación de endeudamiento, debido a los gastos excesivos de las fiestas.

"El problema no es endeudarse, sino hacerlo de manera irresponsable", dice el abogado y fundador de Defensa Deudores, Ricardo Ibáñez, quien explica que "las personas deben endeudarse de acuerdo al contexto que están viviendo. Durante todo el año, hay ciertos hitos que llaman a gastar más del presupuesto normal, y eso hay que tenerlo considerado al momento de adquirir deudas, porque no puedo comprar regalos a 24 meses si en 12 voy a tener otra Navidad".

En ese sentido, el estudio también revela que el 59% de los encuestados compra entre uno y cinco regalos; mientras que el 28,2% declara adquirir de seis a diez. En cuanto a los rangos de precio, buena parte de los encuestados (30,8%) dijo que van desde $10.000 hasta $25.000 por persona. "Si promediamos estas cifras y consideramos que el ingreso medio mensual de la población alcanza los $517.540, sólo por concepto de regalos los chilenos pueden gastar hasta un 24% del sueldo líquido en estas fechas", señala Ibáñez.

El sufrimiento por la partida del compañero y amigo fiel

Ineludiblemente en la vida hay ciertas fechas especiales, como la Navidad, donde el amor y las emociones las tenemos a flor de piel, y es en estas instancias donde el dolor, el sufrimiento y el recuerdo para las personas que tienen mascotas, es más que la simple pérdida de un animal, es la pérdida de un amigo y compañero.

Esto hace que ese "diario de vida" se vuelva a abrir, y nos reencuentre y conecte con todas nuestras vivencias pasadas.

Para Eduardo Montoya, director médico de Clínica Veterinaria K-nino, hay circunstancias que generan un dolor profundo para el cual no estamos preparados, es cuando perdemos para siempre al fiel compañero. Superar la muerte de un gato, un perro o cualquier otra mascota, puede ser difícil. "Es muy probable que experimenten las etapas del duelo y necesiten el apoyo familiar y de amigos, para ayudarles a salir adelante", comenta el profesional.

Montoya aconseja, en lo posible, evitar sentirse culpable por su muerte, más si se le brindó todo lo que necesitaba. Una de las etapas iniciales del duelo es sentirse responsable. Lo mejor es no preguntarse y pensar sobre qué habría pasado si hubieras hecho las cosas de manera diferente. Hacerlo, sólo te hará sentir peor y que sea más difícil superar su perdida.

La frustración de los niños que se quedan sin lo que pidieron

Muchas veces, los más pequeños de la casa, al abrir sus regalos debajo del árbol y ver que no es aquello que pidieron, rompen en llanto y continúan con cara de decepción hasta el otro día. "Si al niño no se le pone ningún límite, obviamente cuando llegue la Navidad y uno no tenga el dinero para comprar el regalo que espera, por supuesto que va a ser un problema. Pero ese conflicto no va a ser por el regalo o la ocasión en sí, sino porque la familia no le puso límites al niño desde antes", señala Carmen Gutiérrez, jefa de la carrera de sicología de la U. del Pacífico.

Al contrario de lo que se piensa, el que los niños pasen por este tipo de situaciones no constituye un trauma sicológico. "La vida implica frustración y la convivencia con otro involucra tener un borde donde el 'no' del otro es legítimo. La frustración no es en sí misma un daño ni dolor para el niño, es simplemente frustración", afirma la docente.

El que los niños lloren y protesten por no obtener el regalo deseado para Navidad, a veces, provoca una crisis en los padres, quienes podrían llegar a cuestionar su labor. Allí son los adultos quienes deben analizar cuál es el verdadero valor que le están dando a las cosas materiales. "El regalo no debe ser la única forma de demostrar afecto a los hijos", cierra la especialista.

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