Estos sociates le ponen el hombro a su pega con más de 40º

Larry: “Pierdo más agua que la que gasto con mi botella”

Durante más de 10 años Américo Salas, alias el "Larry", se ha hecho famoso en el barrio Franklin limpiando el parabrisas a los sociates que pasan por la populoso barrio.

"Le pongo bueno de la 1 a las 8  la tarde , sin parar. Con este sol pierdo más agua que la que gasto con mi botella, pero hay que darle a la pega", dijo el "Larry" mientras limpiaba un toco.

"Acá la cosa se pone buena justo cuando hace más calor, tipo 5 a 6 de la tarde, me hago mis buenas monedas, pero facilito en plena calle y con este sol pasamos los 40 grados", alegó.

Y no es para menos, ya que Américo Salas se gasta una nuca más negra que sartén de vaquero por culpa del sol, pero el sociate de la limpieza automovilística se niega a usar bloqueador y esas cosas. Eso sí, no escatima cuando se trata de dejar como nueva las ventanas de los coches.

"Ahora en mi mezcla estoy usando champú y la plumilla de limpieza la cambio cada 1 mes", se quebró.

Panchito: “Bajé de 87 a 70 kilos asando pollos”

Para Francisco Castro (30), llegar a trabajar al local de comida el “Pollo Caballo”,  en Santiago,

fue una bendición para su panza

y su maltrecha salud, cosa que se la han agradecido desde su pareja hasta su compañeros de trabajo.

“Hace 2 años que llegué acá y me gastaba la media guata, pero desde que me dieron la pega de asar, los más de 300 pollos que se venden en el local, bajé de 87 kilos a saludables 70”

, abodó Pancho.

El sociate largó a

La Cuarta

que con estos calores transpira más que caballo de bandido, sumado a que debe darle la cara al carbón y los pollitos que giran

dorándose a más de 180 grados

.

“El carbón de espino agarra un calor parejito, pero fuerte. Pero estos días la cosa se pone peor, ya que al lado del horno -que tiene más de 30 años- hacen fácilmente más de 45 grados-, y para ser sincero, la paso mal, ya que me cambio polera como 4 veces al día”

, contó Castro.

El “Malo” Morales carga con el peso de la carne su vida y el sol

En el barrio Matadero de Santiago, mientras la gente disfruta de las compras de osobucos y unos kilitos de pulpa para parar la olla, en un costado y a pleno sol del recinto,

David Morales

, alias el “Malo”, se echa al hombro, desde las 9 de la mañana y hasta las 5 de la tarde, trozos de vacuno de más de 80 kilos.

“El problema con estos calores es que la carne gotea por el cogote, pero hay que afirmarla bien, nomás, para que no se resbale y vaya de las manos”

, aseguró Morales.

“Hay días como hoy que dan ganas de agarrar los cuarto de animal y salir arrancando. Pero debo portarme bien, ya que estoy muy cambiado y la gente de acá me quiere harto, y cada cierto ratito me hace cariñito con un vasito de pilsencita bien helado”

, alegó David en momentos en que en la capital el caregallo superaba los 35 grados a la sombra y el “Malo” Morales no le aflojaba a su carga de vacunos

con más de 40 grados a pleno sol

.

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