"Internado, tus hijos te brindan, pues te deben cultura y virtud, lo que es flor de hidalguía en las almas: ¡Gratitud, gratitud, gratitud!"
Los compañeros y profesores de Carlos Adolfo Droguett Díaz (16), alumno interno del 3°E, lo despidieron entonando el himno del Internado Nacional Barros Arana (INBA), su casa de estudios desde séptimo básico, a pocos metros de donde fue encontrado muerto la noche del lunes.
El joven representaba la aspiración de un mejor futuro para una familia de agricultores, en su natal tierra de Quinta de Tilcoco, Región de O'Higgins.
El segundo de tres hermanos tenía un promedio de notas superior a 6,5 en un colegio de alta exigencia. El sacrificio académico vería su recompensa cuando "Carlito" -como lo llaman en familia- entrara a la Universidad a estudiar Pedagogía en Inglés. Gran parte del trabajo del padre se lo llevaban los estudios de su hijo.
Pero Carlos ya no quería más. Desde el año pasado que el joven cambió su comportamiento. No quería estar en Santiago y prefería estudiar cerca de su familia. En enero postuló al Liceo C-15 de Rengo, pero le negaron el ingreso. Alegaron que tenía muy buenas notas para el nivel del colegio.
Con resignación, el domingo hizo la maleta. María Urzúa recordó lo que le dijo su nieto regalón antes de partir: "No se preocupe, abuelita, en dos días más volveré a la casa".
Nadie pensó que llegaría en un ataúd.
TERRIBLE
A las 21.30 horas, Carlos subió al tercer piso del primer bloque del internado, a un lado del Patio Siberia.
Por razones que se investigan, el joven cayó por una ventana de menos de medio metro de longitud, en un lugar de difícil acceso. Vestía pantalones escolares y una polera azul marino con la insignia de su colegio.
Su cuerpo rompió el vidrio y cayó desde una altura de 11 metros, de frente al pavimento y a medio metro de la muralla.
En su mano tenía un celular Nokia que le prestó Ignacio (10), su hermano menor. El aparato estaba sin saldo.
Un alumno encontró a "Carlito" y le avisó a sus profesores. Un inspector tomó una sábana y lo cubrió. Su muerte fue instantánea, producto de un traumatismo encéfalo craneano.
Impactados quedaron los alumnos, pero la familia está totalmente destrozada. Así lo aseguró el alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett. "Aquí hay mucho dolor, no se imaginan el dolor que hay dentro del colegio".
El director del INBA, Juan Yáñez, llamó a que no olviden el caso de Carlos y que la sociedad en su conjunto empiece a detectar los dramas de los menores.
C. Sanz / M. Otárola